_
_
_
_
_
EL APERITIVO DE PACO ROCA

Soy de cañas, quinto en su defecto

Mis padres nunca han sido muy de bares. Pero recuerdo que de pequeño, en nuestra visita rutinaria los domingos al jardín de Viveros, se saltaban la austeridad y nunca faltaba una Pepsi-cola en el bar La Pérgola. Para mí era un momento muy especial tomar esa bebida directamente de la botella sorbiendo con una pajita y encaramado a aquellos taburetes fijos al suelo. Al bar La Pérgola suelo ir ahora por nostalgia, en especial cuando se celebra el Festival de Cómic de Valencia. Algunos de los camareros son aficionados al asunto y suelo llevar a mis colegas dibujantes. Otra de mis zonas favoritas para tomar un aperitivo es la plaza del Collado y los escalones de La Lonja. Esta placita tiene todo el sabor del casco antiguo de Valencia y en verano están repletas de gente interesante. Allí siempre me encuentro a alguien conocido, lo cual es un alivio: para mí el aperitivo es un acto social, lleva implícito la conversación, jamás he podido disfrutar de un aperitivo en solitario. En cuanto al qué beber, la verdad es que no varío mucho, soy de cañas, quintos en su defecto. Solo varío de bebida en la cercana tasca Ángel pidiéndome un Albariño para acompañar las sardinas a la plancha. Es un lugar perfecto para el aperitivo dominical, bullicioso y alegre. Adoro también los aperitivos largos que derivan en comida, algo que siempre me pasa cuando voy a Casa Montaña en El Cabanyal. El lugar es acogedor, la carta buena y variada y a poco que te descuides son las cinco de la tarde y no has parado de comer y beber. Es cuando llega el mejor momento del aperitivo español: la siesta.

Paco Roca es dibujante.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_