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Reportaje:

Oteiza y Navarro en la mesa

El museo del genial artista acoge en Alzuza la muestra del creador santanderino - El conjunto escultórico, propiedad del Reina Sofía

La preocupación por lo experimental, más allá de los límites de lo arquitectónico, protagoniza La Mesa (1973/2006), una singular propuesta artística de Juan Navarro Baldeweg que conjuga el equilibrio, la gravedad y la tensión a través de 31 piezas escultóricas y en un solo escenario. El Museo Oteiza (Alzuza, Navarra) acoge hasta el próximo 11 de septiembre la exposición Grávido o Liviano con esta obra íntegra del creador santanderino, que, por primera vez, expone además 160 dibujos con la ideación previa y los primeros bocetos.

La Mesa, propiedad del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, es un conjunto escultórico situado sobre una singular estructura de 130x 220 x950 centímetros y cuyo objetivo, según explica el propio Navarro Baldeweg, es, a modo de laboratorio, "hacer expresiva la construcción", mostrar lo que ocurre de manera oculta. Desde un primer momento, el arquitecto quería llevar al espectador "a tener una conciencia de ese suceso que ocurre en todas partes, abordar cuestiones estructurales y que juegan con problemáticas vinculadas al peso, el equilibrio o la gravedad, pero contadas de manera muy expresiva". A su juicio, "existen muchas cosas que están sujetas a tracción, entre otras, nuestro propio cuerpo, pero a menudo pasan inadvertidas y estas piezas crean articulaciones donde existe ese juego de fuerzas que lo hace visible".

La exposición es "una especie de territorio creado donde conviven todas las piezas"
El proceso de creación empieza en 1973. Milán y la Alhambra, sedes anteriores

El proceso de creación comenzó en 1973 con la construcción de las primeras piezas, sin una concepción inicial que presagiara su final juntas en una mesa. De hecho, algunas de las piezas se han expuesto en otras salas en el suelo, pero, según Navarro Baldeweg, de esa forma "perdían información". Fue entonces cuando comprobó que, "al levantar el horizonte y verlas más a la altura de la vista, podías percibir con más claridad, entre otras cosas, el juego entre la flotación sobre el propio plano".

Así surgió La Mesa, que en realidad es más bien "una especie de territorio creado" en el que conviven todas las piezas. Un contundente espacio que aporta además diferentes comportamientos a los materiales: la madera, el bronce, la cerámica, el latón, el aluminio y la piedra, que "también forman un conjunto", a través de piezas muy sencillas, "que crean una unidad, uniendo dos cosas o un solo sistema de apoyo". La imposibilidad de abarcarlo con una sola mirada, supone una invitación al espectador a protagonizar su particular recorrido alrededor de la mesa".

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La Mesa se ha expuesto ya en Milán o la Alhambra de Granada, aunque con diferente composición y ahora llega de forma íntegra al Museo Oteiza, una "maravilla" de centro, según Navarro Baldeweg.

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