La crisis financiera
La pesadilla va a más. La crisis de la deuda soberana vivió ayer un capítulo inesperado. La prima de riesgo española superó los 400 puntos básicos. La italiana marcó un nuevo máximo (383). Lo que hace apenas dos semanas fue todo un alivio, los cambios decididos para el fondo europeo de rescate para que pueda comprar deuda, son ahora el problema.
En los mercados se ha roto un nivel de resistencia, una de esas líneas imaginarias que miden el atrevimiento de los inversores. Para la Comisión Europea o el FMI, es el umbral en el que el coste de pagar la deuda achica las perspectivas de crecimiento, una amenaza grave cuando apenas se crece.
España no puede tomar decisiones unilaterales, porque es una crisis mundial que tiene que ver con el conjunto de la Unión Europea y con la inestabilidad política en Estados Unidos. Ese es el mensaje que vino a transmitirles ayer el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a los portavoces parlamentarios con los que habló.
Bajo una lluvia de datos negativos y con el país convertido en diana de los especuladores del mercado de deuda, la política italiana empieza a mostrar señales de nerviosismo. Italia, segundo país de la eurozona con más deuda publica en relación al PIB -un 120%- se enfrenta a un cuadro preocupante.
El deterioro del mercado laboral es tan acentuado que hace falta algo más que una aparente buena noticia para reanimarlo. El paro bajó en 42.059 personas el pasado mes de julio, uno de los más propicios para la creación de empleo. Pese a ser una de las mejores cifras de la serie, la reducción supone poco más de la mitad de la registrada el año pasado.