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Las dudas sobre la recuperación en Estados Unidos golpean las Bolsas

La prima de riesgo de Italia y España regresa a zona de máximos en la era euro - El Ibex vive su peor sesión desde junio de 2010 al perder un 3,24%

Agosto es un mes en que los mercados tienden a los movimientos espasmódicos. Ayer comenzó el periodo veraniego por excelencia y no defraudó. Las Bolsas y la renta fija, que habían arrancado con ligeras mejorías al calor del acuerdo entre republicanos y demócratas que disipa el temor a la suspensión de pagos en Estados Unidos, descendieron bruscamente a un par de horas del cierre de la sesión en Europa. El giro fue tan violento que la prima de riesgo española alcanzó los 375 puntos básicos, el techo de la era euro, y la italiana marcó un nuevo máximo (355). En las Bolsas, la situación no fue mejor. El Ibex perdió un 3,24%. Hay que remontarse hasta junio de 2010 para ver una caída mayor en el índice selectivo de la Bolsa española.

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La excusa para mantener el asedio del mercado sobre España o Italia llegó ayer por donde menos se esperaba: Estados Unidos. El pacto alcanzado en la madrugada europea hacía prever una jornada tranquila. No lo fue. Para los mercados, la certidumbre fiscal es importante, pero tanto o más lo es la marcha de la economía. Y esa suscita dudas, un día sí y otro también. Dudas que confirmaron los datos, demostrando que las cosas están más empantanadas incluso de lo que se esperaba en los círculos económicos.

Ayer se supo que en la primera economía del mundo la actividad industrial ha frenado más de lo previsto. El índice manufacturero defraudó las predicciones de los economistas. Sirvió de catalizador. Las dudas corrieron por los mercados -aunque curiosamente el mercado estadounidense cerró la sesión casi ajeno al miedo, con un mínimo descenso del 0,09%- y el dinero acudió a los refugios habituales. La rentabilidad del bono alemán a 10 años cayó a un exiguo 2,48%. La onza de oro se pagó por encima de los 1.630 dólares. El dólar y el franco suizo se revalorizaron.

En el otro lado, los débiles, los perdedores de la crisis. Y eso en esta coyuntura es sinónimo de país periférico europeo, zona euro y títulos bancarios. Se disparó la rentabilidad de los bonos de Italia, el 5,99%, y España, 6,14%. Pronto olvidaron los mercados la certidumbre que aporta conocer el calendario electoral. El euro perdió terreno frente al dólar. Se llegó a cambiar a 1,42 dólares, dos céntimos menos que el viernes. Materias primas como el cobre se abarataron. Y las acciones de bancos como Intesa Sanpaolo, Banco Santander, BBVA, Unicredit o Société Générale se dejaron más del 4%.

"Los datos económicos son flojos", explica José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de Citi, con referencia a la caída del índice manufacturero en julio hasta los 50,9 puntos, una cifra que no solo estaba por debajo de las predicciones de los economistas (54 puntos), si no que, además, es la lectura más débil en dos años. No obstante, no parece que el dato anunciara una nueva recesión. Todo lo que está por encima de los 50 puntos se considera expansión, por lo que el indicador revela que las cosas avanzan aunque con dificultad.

A este golpe, Campuzano suma el análisis del pacto fiscal en Estados Unidos: "Cualquier acuerdo elimina la suspensión de pagos. Pero un recorte del presupuesto muy grande puede moderar aún más la recuperación, y eso puede hacer que las agencias de calificación acaben revisando la nota que dan a la deuda americana".

Desde Ahorro Corporación, Josep Prats, como antes Campuzano, admite la dificultad de interpretar el movimiento espasmódico de los mercados. No obstante, el director de renta variable de Ahorro apunta a una acumulación de órdenes de venta que esperaban un mínimo repunte de mercado. Y ese momento habría llegado por la mañana. Así que la marcha de la industria estadounidense fue el empujón esperado.

Sobre el castigo a la deuda española y al resto de países periféricos, Josep Prats señala que es la especulación propia de quienes llevan tiempo apostando por la ruptura del euro. Este es el motivo que, en su opinión, habría llevado al bono alemán a 10 años a una rentabilidad "absurda".

La aciaga jornada de ayer provocó que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llamara a la vicepresidenta y ministra de Economía, Elena Salgado, para hablar de estos asuntos antes de visitar al Rey para el despacho veraniego en Mallorca, informa Efe.

La preocupación estaba justificada. Y más esta semana, en la que hay dos hitos importantes en el calendario. El miércoles y el jueves, el Tesoro vuelve a salir al mercado a captar financiación. Tratará de colocar bonos por 3.500 millones de euros. De mantenerse la tensión, es previsible que el Estado tenga que pagar más para endeudarse. Y el viernes el Banco de España publicará el avance del dato de crecimiento de la economía en el segundo trimestre. Si se cumplen los vaticinios, se confirmará que también la recuperación económica en España -como en EE UU- se ha frenado en los últimos meses.

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