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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Si a los tres años no he vuelto

Narrativa. Mi ejemplar pertenece a la cuarta edición, del pasado mayo, la primera, de marzo. El dato indica. Indica que autores y editores quieren que sepamos de aquello. Aquello, julio de hace 75 años. Y los lectores -cuarta edición- cumplen. Que Ana R. Cañil es periodista se nota en esta novela. Como periodista sabía que había un tema de actualidad, ya bastante tratado en la prensa y también en la novela: aquella ironía de Isaac Rosa, ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! Cañil ha escrito una novela sobre las presas de la cárcel de Ventas, en la primera atroz posguerra, cuando pasaron, y el destino de aquellos hijos de rojas. Salen las trece rosas -película y novelas-, las delirantes teorías de eugenesia positiva de Vallejo-Nágera: siniestro personaje al que ya ajustició en papel Benjamín Prado. Sale Mariquita Pérez, la muñeca de las niñas-bien de los vencedores. Sale, sale...: en fin, es periodista y hace muy buen uso de su oficio. La novelista que quiere ser se estrena muy acertadamente con las primeras páginas, la vida en los pueblos de la Sierra madrileña; la huella dejada en esos parajes por la Institución Libre de Enseñanza borrada a cañonazos con lejía de mucho calibre; la vida de los del futuro otro lado en los veraneos del Norte, las Topete, y los niños-pera de apellidos sonoros vascos. Pero todo cambia aquel 18 de julio y todo se acelera: Jimena, la víctima, y la Topete, la verdugo. Ya no son -desde la mitad de la novela- personajes literarios, sino arquetipos. El paisaje es atroz, una convierte su sufrimiento en faro del dolor y la otra, su desamor, en faro de la maldad. Y la novela, que tanto prometía, se muda en un relato de buenos y malos sin matices, donde se imponen los viejos moldes de la novela rosa: amor sin barreras, desigualdades sociales, madre a la que le arrancan su hijo, final afortunada e imprevisiblemente feliz, con un conocido y poderoso banquero que actúa como deus ex machina, etcétera. Lo cual nos lleva al inicio: se entiende lo de la cuarta edición, pero el principio prometía y ha quedado en una novela que va a gustar a muchos. A un tipo de lector, sí.

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