_
_
_
_
_
EL RINCÓN

Creatividad entre amigos en un vagón de metro

Entre un techo de metal, el tumulto de la ciudad y el cielo nublado de Londres. El escritor Joe Dunthorne (Swansea, Gales, 1982) trabaja en un lugar poco convencional: un vagón en desuso del metro londinense, colocado sobre una azotea. Cubierto de pintadas, es una pequeña incongruencia que atraviesa el perfil de engreídos edificios de la City. "Lo miraba con curiosidad desde la calle y un día me enteré de que una compañía de teatro que conocía tenía allí su sede", explica el novelista. "Solicité un espacio y desde hace un par de años es mi oficina. Mis amigos hacen noche aquí si pierden el tren a Norwich". Y en efecto, un amigo con la camisa arrugada entra y se sienta en una esquina a preparar un recital de poesía en el que participarán juntos por la noche. Dunthorne es una de las voces en alza del panorama literario británico. Su primera novela, Submarine (que publicará Suma de Letras), es un cómico relato de iniciación que lleva a extremos el legado de El guardián entre el centeno. Dunthorne escribió el grueso durante un curso de escritura creativa en la Universidad de East Anglia. Desde entonces, todo ha ido sobre ruedas. Este año se estrenó la adaptación cinematográfica. Dirigida por el novato Richard Ayoade y con una banda sonora compuesta por Alex Turner de Arctic Monkeys, se ha ganado el favor de la crítica. El protagonista de Submarine es Oliver Tate: desquiciante quinceañero, potencial escritor y narrador engañoso. "Los adolescentes creen que no se parecen en nada a él, pero los adultos recuerdan avergonzados algo horrible que, como Oliver, hicieron en su juventud".

La jornada de Dunthorne transcurre frente a un parco escritorio de chapa, cubierto de tazas de té a medio beber y folios anotados. Rodeado por compañeros de vagón que teclean en el portátil o hablan por el móvil, su espacio de trabajo hace añicos el mito de la indispensable soledad del novelista. "Me gusta tener a gente con la que charlar, pero para escribir necesito silencio absoluto. Termino trabajando con auriculares sin música. Echo de menos hablar en alto conmigo mismo". El autor acaba de poner punto final a su segunda novela cuyo título en inglés es Wild Abandon. El entorno inequívocamente urbano en el que trabaja ha tenido un efecto limitado y Dunthorne viaja al Gales rural para diseccionar un conflicto familiar en el seno de una comuna. "Siempre me han interesado los beneficios que proporcionan compartir y convivir. Tengo una vena jipi. Aunque veo su aspecto bobo, una parte de mí quiere recuperar parte de su ideología, tiene mala reputación pero es una manera inteligente de vivir".

"Me gusta tener a gente con la que charlar, pero para escribir necesito silencio absoluto", cuenta Joe Dunthorne.
"Me gusta tener a gente con la que charlar, pero para escribir necesito silencio absoluto", cuenta Joe Dunthorne.CARMEN VALINO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_