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La presidencia de Perú queda en manos de los votantes indecisos

Los últimos sondeos reflejan un empate entre Humala y Fujimori

La semana decisiva de la campaña presidencial peruana comenzó el domingo con un debate caracterizado por la abundancia de ataques y la escasez de respuestas de ambos lados. Tanto Keiko Fujimori como Ollanta Humala optaron por exponer sus planes y enfatizar los puntos débiles del rival, pero sin polemizar ni responder las preguntas que sucesivamente se plantearon.

Las sonrisas petrificadas de los contendientes en el saludo al final del encuentro describen, más allá de la cortesía, la incomodidad de dos personajes situados en las antípodas, que han polarizado en grado sumo la política en el país. Consecuencia de esa polarización -que se nota en las calles, donde no es raro encontrar gente increpándose por su voto- fue también la ausencia de un consenso, aunque sea limitado, sobre quién ganó el debate.

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Todas las cadenas de televisión en abierto transmitieron el encuentro, que se llevó a cabo en el lujoso hotel Marriott del barrio de Miraflores. Aunque muchos analistas consideran que los debates tienen impacto limitado en las campañas electorales peruanas, había gran expectativa por este encuentro, debido a lo reñido de la contienda.

Cuando falta una semana para la segunda vuelta del 5 de junio, las encuestas siguen colocando a los candidatos prácticamente empatados y un 8% de indecisos. La mayoría de sondeos difundidos el domingo, el último día que la ley permite publicar sondeos, sitúa a la hija del exmandatario Alberto Fujimori en cabeza, con una ventaja que fluctúa entre tres puntos y uno. El diario La República, de tendencia izquierdista, presentó un estudio que le otorga la ventaja a Humala. Sea cual sea la realidad, el excomandante ha recortado ligeramente la ventaja respecto a sondeos anteriores.

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El debate se dividió en cuatro bloques para cada uno de los grandes temas de la agenda: pobreza e inclusión social, seguridad y narcotráfico, institucionalidad democrática y economía e inclusión social. En cada uno los candidatos tenían cuatro minutos para su exposición inicial, tras lo cual el adversario podía hacer una pregunta. Luego hubo un espacio para cuestiones planteadas por la ciudadanía y, al final, cada candidato tuvo tiempo para un mensaje final, sin réplicas.

Ollanta Humala intervino primero y desde ese momento definió su estrategia: insistir sobre sus programas de asistencia social y machacar a su adversaria recordando los antecedentes de violaciones a los derechos humanos y corrupción durante el régimen de su padre. Prometió elevar el salario mínimo y aseguró que su propuesta de establecer una pensión para todos los mayores de 65 años se financiará sin tocar los fondos de pensiones privados. Hizo énfasis en la lucha contra la corrupción.

Keiko Fujimori centró sus críticas a Humala en la falta de consistencia. Le reprochó haber modificado en distintas ocasiones el plan de Gobierno que presentó antes de la primera vuelta electoral y haber reclutado miembros del equipo técnico de uno de sus rivales, el expresidente Alejandro Toledo. "Usted tiene muchos más planes de Gobierno que yo, eso genera desconfianza", le dijo, y defendió la Constitución de 1993, instaurada por su padre que, aseguró, genera el marco necesario para atraer las inversiones.

La candidata de Fuerza 2011 también insistió en sus propuestas de tolerancia cero para combatir la delincuencia y acusó de golpista a su adversario. Ante las constantes alusiones de Humala al Gobierno de su padre, Keiko replicó con energía. "La candidata soy yo. Si quiere debatir conmigo, confronte mis ideas. Si quiere debatir con Alberto Fujimori, puede ir a la DIROES [la prisión donde está el expresidente]".

Keiko finalizó haciendo un deslinde con los delitos cometidos durante el régimen de su padre. "Por errores de terceros he cargado una cruz muy grande", señaló, y dijo que no quiere que sus hijas sufran lo mismo.

Keiko Fujimori y Ollanta Humala, tras el debate televisado del domingo pasado.
Keiko Fujimori y Ollanta Humala, tras el debate televisado del domingo pasado.CRIS BOURONCLE (AFP)

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