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Meneses, maestro de fotoperiodistas, destripa el oficio

Una instantánea de Bin Laden muerto "puede convertirlo en un icono", opina

Cristina Vázquez

Pasó con Che Guevara y podría repetirse con Osama Bin Laden, cerebro y líder del grupo terrorista Al Qaeda, muerto a tiros por soldados estadounidenses en su escondite de Pakistán. "Hacer pública la foto del cadáver puede convertirlo en un icono, en un héroe, y eso es precisamente lo que EE UU quiere evitar", opina Enrique Meneses, uno de los mejores reporteros gráficos que ha dado este país. Ayer pasó por Valencia para participar en una mesa redonda organizada por el Festival Internacional de Fotoperiodismo (PhotOn) sobre los retos de la profesión.

A sus 81 años -"nací yo y a los pocos días estalló el crack de 1929", cuenta con sorna-, Meneses recuerda cuando este oficio se consideraba de perros. "Ninguna mamá quería que nos casáramos con sus hijas. Ahora esta profesión está de moda", dice en alusión a los miles de periodistas que salen cada año de las universidades. Rechaza el corporativismo y a su lado, la fotógrafa Sandra Balsells añade que el fotoperiodismo está en estos momentos en manos de los freelance.

En plena reconversión de los medios de comunicación, Meneses considera que los periodistas con más futuro son los que saben interpretar y se confiesa un enamorado, aún hoy, de lo que él define como la "infantería" periodística, los que pisan la calle, los que buscan historias, los que no se acomodan. Siempre ha evitado depender de una sola empresa.

Este fotoperiodista habla con conocimiento de causa. Nacido en pleno crack financiero, ha sido corresponsal en medio mundo, el primero que fotografió a Fidel Castro y un gurú de lo que está pasando en el mundo árabe. "Desde que mataron a Cristo, esta es una zona que no ha dejado de ser noticia", afirma.

De su decálogo de consejos para los que empiezan en el reporterismo, Meneses destaca una frase muy gráfica: "Este trabajo es un 70% de paciencia, un 20% de profesionalidad y un 10% de potra". En el fotorreportaje hay que perder tiempo y arriesgarse para obtener una buena instantánea y desde luego tener recursos, advierte, mientras recuerda cómo sacó de Cuba las fotos tomadas en Sierra Maestra, con Castro, cosidas en las enaguas de una joven. "Eso no se aprende en las universidades", agrega. Y aconseja a los jóvenes que deciden iniciarse en este oficio que se lo tomen en serio, se formen, aprendan idiomas y asuman riesgos. "El mundo es grande, pero hay periodistas que prefieren pasar hambre en el terruño, junto a su mamá, que recorrerlo".

Los fotógrafos Sandra Balsells, Carlos Luján y Edgar Melo, compañeros de Meneses en la mesa redonda de ayer en La Nau de la Universitat de València, lamentaron la falta de crítica que a veces se encuentra en este oficio, con conferencias de prensa donde no se admiten preguntas. O fotoperiodistas que no acaban de tener claro que no se puede intervenir en una escena porque la adulteras. "Es una cuestión de credibilidad y de ética muy importante", valoró Balsells.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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