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Reportaje:

España busca un tesoro bajo el mar

Los exploradores de fondos marinos buscan oro, hierro, níquel, zinc y otros materiales

Miguel Ángel García Vega

A 5.000 metros de profundidad, en las oscuras aguas abisales de golfo de Vizcaya, allí donde la luz del día no es ni tan siquiera un tenue recuerdo y la vida submarina alberga criaturas difíciles de imaginar, se esconde un tesoro: yacimientos de nódulos de hierro y manganeso. No es un caso único. A lo largo de toda la costa española, y dentro de las 200 millas que marca la Zona Económica Exclusiva (ZEE), existen recursos de oro, titanio, tierras raras, manganeso, estaño, hierro, áridos, gas. Un edén mineral y energético que el elevado precio de las materias primas ha vuelto aún más atractivo.

En España, la explotación minera de sus lechos marinos todavía está en una fase muy incipiente, y lo importante, señalan los expertos, es saber qué tenemos y en qué condiciones podría ser explotado. "Hay un potencial enorme en nuestros fondos. Pero lo primero es conocerlos muy bien para hacer extracciones precisas que no dañen el medio ambiente", reflexiona Luis Somoza, investigador del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Lo que sí se conoce es que el mar alberga el 96% de todo el cobalto que hay en el planeta, el 84% del níquel y el 35% del cobre.

Tal vez la zona más rica en recursos sea el golfo de Cádiz
A solo 43 kilómetros de Marbella hay un volcán de gas llamado Perejil

Por eso trazar una geografía concreta de esta posible riqueza minera es tan importante. Tal vez la zona con más potencial sea el golfo de Cádiz. A solo 48 kilómetros de la ciudad gaditana y a 190 metros de profundidad (poca para esta industria) se alzan dos volcanes de gas: Albolote y Gazul. Estos hitos geológicos son la puerta de entrada a reservas de gas en las profundidades. Pues bien, se han detectado más de 52 de estos promontorios, 10 de los cuales están dentro de la ZEE española. Y teniendo en cuenta que el nivel de autoabastecimiento en España de gas natural es de únicamente el 0,12%, son una esperanza energética. A ella se suman, también en aguas de Cádiz, nódulos de manganeso y hierro, así como placeres (depósitos) de titanio.

"Desconocemos el volumen total de estas reservas mineras, pero sabemos que existen y es necesario investigarlas", afirma Francisco Javier González, investigador en recursos minerales marinos del IGME. Quién le iba a decir a Israel, que nunca había extraído hidrocarburos, que encontraría en 2009, dentro de sus aguas territoriales, una de las mayores bolsas de gas conocida. Si no se busca, no se halla.

Al igual que un agricultor avienta las semillas, estos recursos se distribuyen de forma aleatoria por el lecho marino español. En las rías y playas gallegas, en aguas someras, hay placeres de titanio, estaño y tierras raras. Si nos sumergimos a profundidades de entre 800 y 2.000 metros, en el banco de Galicia surgen nódulos y costras (agrupaciones) de hierro y manganeso junto a fosforitas. En zona mediterránea, en las aguas profundas del mar de Alborán, existe presencia de gas natural, y a solo 43 kilómetros de Marbella aparece un volcán de gas que recibe el nombre de Perejil.

Este viaje topográfico se cierra con las costras de hierro y manganeso encontradas en los montes submarinos (dentro de la Plataforma Continental Española) de las islas Canarias. Además existen parcelas de exploración de hidrocarburos al este de Fuerteventura y Lanzarote. "Tienen un potencial importante, aunque hay mucha oscuridad sobre el tema porque no se comunican los resultados de las prospecciones. Y es que, al estar estos yacimientos cerca del Sáhara, existe todo un posible conflicto latente con Marruecos", asevera Gonzalo Escribano, experto en energía de la UNED.

Esta profusión de recursos demuestra que "la minería submarina, y esto resulta incuestionable, es el gran reto minero del siglo XXI", afirma Víctor Díaz del Río, geólogo del Instituto Español de Oceanografía (IEO).

Sin embargo, como todo lo nuevo, este mundo genera también dudas, sobre todo medioambientales. "Nos asusta tener actividad industrial en el mar", advierte Carmen Calzadilla, científica marina de la Fundación Oceana.

Lo paradójico es que buena parte del futuro de la minería subacuática española se decide estos días en aguas tan extrañas como las de Papúa Nueva Guinea. Allí, la empresa canadiense Nautilus Minerals desarrollará, a 1.600 metros de profundidad, la primera mina de oro submarina del mundo. Si la explotación (llamada Solwara 1) es rentable y la tecnología aplicada eficiente, entonces habrá creado un modelo replicable a escala planetaria.

Aunque todavía es pronto para decir si será así, la verdad es que "se ha abierto definitivamente una nueva frontera, y estamos demostrando que la minería submarina no solo es factible, sino además comercialmente viable", indica un portavoz de Nautilus Minerals. Sus números hablan de un coste de producción para Solwara 1 de 264 millones de euros y unas estimaciones (la explotación comenzará en la segunda mitad de 2013) de 80.000 toneladas de cobre al año y de entre 150.000 y 200.000 onzas de oro. A precios de mercado, este volumen de cobre supone 545 millones de euros y el oro representa entre 150 y 200 millones.

Retornando a nuestras costas, hay que tener presente que en España existe petróleo. Es escaso y difícil de extraer, cierto, pero a los actuales precios los números sí salen.

Al cierre de 2010, las reservas probadas (recuperables) de Repsol, el gran productor nacional, procedentes de nuestro país eran de 6,7 millones de barriles de crudo, el 0,6% de todas las reservas del grupo. Por afinar en las cifras, la producción de la petrolera en España alcanzó el año pasado los 2.513 barriles diarios. No es una gran cantidad, pero "vivimos tiempos en los que cada barril cuenta, y si es gas, mejor que petróleo", valora Mariano Marzo, catedrático de Recursos Energéticos de la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona.

En total, Repsol cuenta con 12 pozos de producción, "cuyas reservas, en el peor de los casos, no se agotarían hasta 2018", indican en la petrolera. Y son la imagen reflejada de un interés creciente. Solo las inversiones en explotación de hidrocarburos en nuestro país han pasado de los 37,9 millones de euros de 2008 a 93,5 millones durante 2009. La carrera por los fondos ha comenzado.

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.
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