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La ruptura con el chabolismo

El Ayuntamiento de Córdoba se ha volcado en escolarizar a los niños rumanos para evitar la mendicidad

Marina tiene 25 años y cinco hijos. Dos de ellos viven con ella en Córdoba. A los otros tres los dejó en Rumanía, su país. Marina es una mujer gitana que vino a España a intentar ganar dinero para volver a su país, comprar un terreno y construir una casa. Pero en su viaje, como muchos compatriotas de su misma etnia, solo ha conocido el chabolismo, la mendicidad y la recogida de chatarra para ganarse la vida.

Desde hace unos meses, vive en un piso con sus padres y sus dos pequeños, acogidos en un programa de integración del Ayuntamiento. Además, acude a un curso de hostelería.

Los trabajadores de la Unidad de Calle de Asuntos Sociales del Ayuntamiento recorren los campamentos con un primer objetivo: "Lo fundamental es escolarizar a los niños. Eso fue en lo primero que trabajamos con este colectivo para evitar la mendicidad infantil o de madres con niños", explica Ana Moreno, teniente de alcalde de Igualdad. Lo cierto es que se ven menos críos en los brazos de sus padres en horario de clase que hace unos años, pero es inevitable encontrarse con algunos de ellos, sobre todo cuando están por debajo de la edad de escolarización, mientras las mujeres piden o ejercen de aparcacoches. Actualmente, en torno al 70% de los niños de las 69 familias que viven en los seis asentamientos contabilizados en Córdoba, están escolarizados. De ellos, el 73% acude regularmente a clase y solo el 9% es absentista.

Las madres asisten a talleres de higiene, laborales o de sexualidad

Los menores escolarizados acuden a los centros que les corresponde por zona. En ellos se han habilitado aulas puente. Estos espacios sirven para cubrir las necesidades básicas de los críos -limpieza, alimentación, salud- e inculcar hábitos saludables. Por estos trabajos, los técnicos del Ayuntamiento detectan qué familias, por sus posibilidades y deseos de integración pueden acogerse a la red de pisos que el Ayuntamiento mantiene gracias a un convenio con la Fundación del Secretariado Gitano. Córdoba contaba con cuatro pisos puente, aunque uno de ellos se ha cerrado. Las familias se pueden instalar durante seis meses. Desde entonces, se considera que ya han podido adquirir cierta formación para saber cómo buscar un empleo.

Pero, en la práctica, el margen temporal se prorroga por las dificultades que encuentran en el mercado laboral y para la integración. Es complicado que los españoles les alquilen viviendas o les ofrezcan empleo.

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Lo malo es que todo el trabajo con esta comunidad, a veces se ve súbitamente interrumpido por un hecho traumático: los desalojos forzados. Los últimos en Córdoba se produjeron hace dos semanas. Se les ofrece espacios de acogida transitoria. Aunque lo normal es que las personas se trasladen unos metros a otro sitio cercano. Para volver a empezar.

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