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Ola de cambio en el mundo árabe | La posición de España

Respaldo europeo a las reformas del rey de Marruecos

España y Francia impulsan el apoyo a las medidas de apertura de Mohamed VI

El Consejo Europeo dio ayer un espaldarazo a las reformas anunciadas el pasado miércoles por el rey de Marruecos, Mohamed VI. A propuesta del jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y del presidente francés, Nicolas Sarkozy, el comunicado final de la cumbre incluyó un párrafo, no previsto inicialmente, en el que se da una "bienvenida calurosa" a la decisión del monarca alauí de encargar a un comité consultivo la revisión de la Constitución marroquí para recortar sus poderes en favor de los del primer ministro y de un Parlamento salido de unas elecciones "libres y sinceras".

La propuesta hispano-francesa fue asumida sin reparos por los demás líderes europeos, agobiados por los riesgos que entraña la guerra que desgarra Libia y deseosos de alentar cualquier reforma que venga desde el propio poder y evite nuevos procesos traumáticos. El valor que tienen las palabras de elogio a Marruecos queda patente en el hecho de que la declaración europea solo menciona a otros dos países en términos positivos, Túnez y Egipto, que se encuentran en plena transición tras haber derrocado a sus respectivos dictadores.

A pesar de que el anuncio de Mohamed VI suscita muchas incógnitas, no solo porque faltan por concretar algunos aspectos sustanciales sino también porque no es la primera vez que promete reformas que luego no se ponen en práctica, según reconocen fuentes gubernamentales, España apuesta por creerle. El rey Juan Carlos llamó el jueves por la noche a su homólogo marroquí para felicitarle, según reveló la agencia oficial marroquí MAP y confirmó La Zarzuela. También Zapatero se puso en contacto con el primer ministro marroquí, Abbas el Fassi, según fuentes de La Moncloa, que reconocieron que tenían conocimiento previo de las líneas generales del anuncio real, aunque no de sus detalles.

Además de pedirles el apoyo para Marruecos, Zapatero informó a los mandatarios europeos sobre su reciente viaje a Túnez, donde se reunió con representantes de la sociedad civil, e intervino en el debate sobre la crisis libia. Frente a la actitud belicosa de Cameron y Sarkozy, el presidente español se alineó con la posición más cauta de la germana Merkel y dejó claro que, a su juicio, no es posible una intervención militar sin el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU. El comunicado de la cumbre no lo dice expresamente, pero advierte de que es necesaria "una base legal clara" para cualquier operación militar; lo que, en opinión de Moncloa, solo puede tener una lectura: hace falta el respaldo de la ONU.

Zapatero también se opuso a la pretensión de franceses y británicos de reconocer al Consejo Nacional de Transición como único representante legítimo del pueblo libio. El Gobierno español, que ya ha establecido contacto directo con las autoridades rebeldes en Bengasi, se apuntó a la fórmula de consenso de otorgarles la condición de "interlocutor político", una condición que se niega al propio Gadafi, de quien se dice que ha perdido "toda legitimidad". Pero eso no significa que se les atribuya una representatividad que está por demostrar.

Rodríguez Zapatero y Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea, en Bruselas.
Rodríguez Zapatero y Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea, en Bruselas.ERIC FEFERBERG (AFP)
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