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Reportaje:

"¡Archipiélago de caciques!"

El director de teatro Paco Zarzoso critica el plan de El Cabanyal con 'El alma se serena', que se representa en el barrio estos días

Pablo Ferri

Paco Zarzoso empuja sus cejas al centro mientras busca una respuesta adecuada. "El Cabanyal tiene valor porque resulta en sí mismo una manera de vivir", sostiene, "sus vecinos entienden la vida de manera contraria a como se entiende en las grandes urbes globalizadas. Allí la gente comparte, la fiesta es salir a la calle y eso molesta. Eso molesta porque los territorios de rentabilidad pierden terreno: un espacio donde dos vecinos hablan del fresco no interesa".

Zarzoso nació en el Puerto de Sagunto y se convirtió en dramaturgo. Mientras habla de El Cabanyal, se acuerda del cierre de los altos hornos de su pueblo y cuánto se parece esa situación a la que vive hoy el barrio marinero, a cómo intenta resistir por necesidad, igual que lo hicieron en el Puerto. Ese es, además, el espíritu de El alma se serena, un texto que escribió a medias con Lluïsa Cunillé y que se representa este fin de semana en el Teatro La Estrella de El Cabanyal.

El teatro La Estrella acoge la obra esta tarde y mañana
"Un reloj judicial condiciona la vida de los vecinos", dice

Zarzoso puntualiza que La Hongaresa, compañía que fundó junto a Cunillé y Lola López, apenas trata la política, pero que en este caso estaban demasiado "enfadados". "El plan municipal para El Cabanyal supondría un vapuleo del patrimonio espiritual y arquitectónico" del barrio, critica. Este plan, encallado en los tribunales, pasa por prolongar la avenida de Blasco Ibáñez hasta la playa por mitad de El Cabanyal a costa del derribo de 1.600 viviendas. "Queríamos denunciar la desprotección ciudadana ante la administración", lanza, "vivimos en un archipiélago de caciques; las diputaciones, los ayuntamientos y las consejerías reparten el dinero de manera egoísta y actúan según les conviene".

Los personajes de El alma..., un ejecutivo desempleado interpretado por un magistral Pep Ricart, una azafata que sufre ataques de vértigo y una relojera cabaretera, parecen "desahuciados, desorientados". "Podrían emocionar a cualquiera", opina el director. Eso sí, aventura, "los tres guardan un as bajo la manga: su capacidad para cambiar. La valentía con la que cumplen como seres humanos".

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Para la vida real, la de los vecinos de El Cabanyal, Zarzoso articula una tesis de doble cara. Por un lado señala "el drama de estas personas, a las que un reloj judicial condiciona su percepción del tiempo, su reloj vital". Por otro, indica "el objetivo de esa lucha". "Pese a vivir en un no tiempo, los vecinos luchan por un objetivo solidario, pasional, que les ha dado emociones y experiencias muy importantes".

En el primer fin de semana, la obra funcionó muy bien. La peculiar disposición de La Estrella, un teatro de marionetas, estiraba la experiencia: un texto que trata la pérdida y la lucha en su contra, interpretado en un lugar que se deja perder, en un teatro para pequeños mozuelos que ni siquiera intuyen qué significa todo eso.

Paco Zarzoso, en el Teatro La Estrella de El Cabanyal, donde se representa <b><i>El alma se serena</b></i>.
Paco Zarzoso, en el Teatro La Estrella de El Cabanyal, donde se representa El alma se serena.SANTIAGO CARREGUÍ

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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