Zapatero reivindica su legado social pese a los recortes "imprescindibles"
El presidente asegura que ha mejorado todas las prestaciones en dos legislaturas y acusa a Rajoy de "una manipulación tan gorda como sus derrotas electorales"
José Luis Rodríguez Zapatero no se amilana y le urge liberar a su partido de la losa de los recortes antes de la próxima cita electoral. Quiere dar la vuelta a la percepción de haber sido el presidente del Gobierno que ha acometido los recortes sociales más profundos, y está dispuesto a liderar una ofensiva política. Y ha decidido arriesgar y combatir en el terreno que le es menos propicio en este momento, el de la política social. Para eso compareció ayer en el Congreso, a petición propia: para debatir, precisamente, de su política social, la que más le cuestionan la derecha y la izquierda, la que le aleja de su electorado, y la que corre el riesgo de provocarle una gran derrota en las municipales y autonómicas.
Rajoy: "Quien no sabe gestionar la economía no puede hacer política social"
Zapatero sacó pecho y reiteró que con él ha habido avances en todas las políticas sociales, en derechos y en prestaciones, a pesar de los recortes "excepcionales e imprescindibles" del último año.
El presidente reivindicó su legado y se topó con el presente que le pusieron delante los demás. Pertrechado con gráficos de colores que exhibió desde la tribuna, habló del balance de siete años de mandato, mientras que el resto de grupos le respondió con los recortes del último año. Con distinto nivel de dureza y con argumentos diferentes, todos los partidos cuestionaron su política social reciente, aunque admitieran avances en la anterior legislatura. Mariano Rajoy le acusó de ser "el primer presidente que ha congelado las pensiones"; Josep Antoni Duran Lleida (CiU) le replicó que "pocos Gobiernos han sido tan duros con las políticas sociales"; Joan Ridao (ERC) le dijo: "En menos de un año ha fulminado lo único inteligible de su política, la política social". Y Gaspar Llamazares (IU) le espetó: "No le van a juzgar por los esfuerzos insuficientes sino por su salida antisocial y conservadora de la crisis".
Zapatero habló de mejoras de derechos y prestaciones, pero siempre con la referencia de lo que hicieron los Gobiernos del PP y sacando la media de sus dos legislaturas. Es decir, compensando la actual, lastrada por la crisis, con la anterior, la de la bonanza.
Aun así, dijo, el gasto social ha crecido incluso en tiempos de crisis: un 12% (sin contar las ayudas al desempleo) entre 2008 y 2011. Explicó que el 80% de los parados cobra alguna ayuda (en 2004 era el 59%), aunque Rajoy rebajó esa cifra al 64% porque hay 4,7 millones de parados según la EPA y reciben prestación tres millones. Zapatero le replicó que la tasa de cobertura se hace en función del paro registrado, no de la EPA.
Desde 2004, dijo el presidente, las pensiones mínimas para personas con cónyuge a cargo ganaron un 27% de poder adquisitivo (un 50% las viudas con familiares a cargo), mientras que durante los Gobiernos del PP ganaron un 4%. Rajoy le respondió que el PSOE ha congelado el resto de las pensiones, la gran mayoría.
Tras subrayar que, por primera vez, los recursos totales destinados a educación superan el 5% del PIB -"prácticamente en la media europea"-, Zapatero señaló que el número de estudiantes con beca -1,7 millones- ha crecido en 400.000 personas desde que él gobierna y el gasto en becas ha aumentado un 106%, mientras que con el PP subió un 28%. Rajoy le respondió que con Aznar hubo 470.000 becarios nuevos y le recordó que, de todo el gasto en educación, la Administración central solo pone el 5%, porque es una competencia transferida.
El presidente también presumió de que 700.000 personas reciben algún tipo de ayuda gracias a la Ley de Dependencia, se atribuyó el recorte en el gasto farmacéutico y descartó el copago en la sanidad. El salario mínimo, destacó, ha pasado de 460 euros en 2004 a 641 hoy, un 17,5% de ganancia de poder adquisitivo en términos reales. "En su época de bonanza", le espetó a Rajoy, "descendió ese poder adquisitivo un 5%".
Los recortes los justificó no como renuncia ideológica sino como fruto de la coyuntura. "Aquí no hay dos caras ni una política de transformer. Sin reformas no hay crecimiento y sin crecimiento no hay mejoras de políticas sociales", dijo. Del cheque-bebé, aseguró: "No hubo más remedio que anularlo y también me criticaron cuando lo puse. Incluso me lo critican los que nunca hicieron nada. Hagas lo que hagas te critican".
Zapatero esta vez se lanzó al ataque, sin pasarle ni una a Rajoy. Por ejemplo, el PP siempre ha asegurado que cuando llegó al Gobierno en 1996 la Seguridad Social estaba en quiebra y hasta hubo que pedir un crédito para pagar las pensiones. Por primera vez, no dejó pasar la acusación y explicó que no había "ningún problema", porque el volumen de ingresos de los cotizantes arrojaba un superávit de 175 millones de euros en la Seguridad Social. Se habían prorrogado los Presupuestos y el Gobierno del PP no había acometido las modificaciones necesarias en esas partidas y se encontró con un "simple desfase transitorio de tesorería". A Ridao y Llamazares, que le atacaron desde la izquierda, les tachó de "patéticos". A Rosa Díez (UPyD), que le dijo que él "cree que los españoles son tontos", le respondió que en los debates se imputa al otro sus propios comportamientos.
Rajoy insistió en el argumento del paro y en que la mayor política antisocial de Zapatero es la de haber provocado con su política una cifra récord de paro. "Quien no sabe gestionar la economía, jamás podrá hacer una buena política social. Usted la primera legislatura vivió de la herencia, tiró de chequera, y ahora ha hecho los mayores recortes sociales de la democracia", le dijo. Reiteradamente y con vehemencia, Zapatero le acusó de manipular las cifras y le soltó: "La manipulación es peor que la mentira. Ha hecho un notable intento de manipulación y sus manipulaciones son tan claras, groseras y gordas como sus derrotas, las que ha tenido y las que le esperan en el futuro".
"Este es el primer mitin de la campaña", concluyó Llamazares, para resumir que de lo que se trataba ayer era, en un caso, de limpiar la imagen del Gobierno y, en el otro, de desgastarle para lograr su derrota electoral en mayo, como avance de las generales.
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