Ropa de lujo para todos los bolsillos

Una multitud aguarda haciendo cola sobre una alfombra roja a la intemperie. Un portero maneja la fila. Si se van cinco entran cinco. Aunque es sábado, del interior del local no sale música ni gente a fumarse un cigarrillo. A través del cristal se ve a la multitud removiendo ropa. Todo por un polo de una conocida firma con descuentos de hasta el 80%. Los outlets (centros comerciales con ropa en oferta todo el año) están de moda y, en tiempos de crisis, hasta el lujo se permite hacer cola.

"Esto está bien, pero solo para fondo de armario", parece excusarse Elena, una joven madre que empuja un carrito de bebé lleno de volantes y lazos por el centro comercial Las Rozas Village. Sin embargo, no solo se venden vaqueros o camisetas; las firmas internacionales más exclusivas hacen su agosto con artículos de otras temporadas o productos que no han tenido salida en el mercado. Las cifras no admiten excusas: en los dos últimos años el outlet ha incrementado su volumen de ventas en casi un 40%, un 24% solo en los primeros nueve meses de 2010.

El año pasado más de tres millones de personas visitaron el centro comercial

La mayoría de los clientes extranjeros son brasileños, chinos y rusos

Todo un hito con la que está cayendo, que incluso asombra a los propios trabajadores del centro comercial. Uno de los dependientes de Polo Ralph Lauren, José Lucas Rodríguez, de 31 años, reconoce que es la primera vez que se pone seguridad en la puerta de la tienda "como si fuera un Pachá". Desde la apertura del outlet en 2000 nadie recuerda una afluencia de gente como las pasadas navidades y estas rebajas. En total, más tres millones de visitantes en 2010.

¿Por qué este incremento? O los ricos también se aprietan el cinturón o el lujo se pone al alcance de todos. Es difícil saberlo, pero la realidad es que el despliegue de los outlets ha coincidido con los tiempos de crisis. Las relajadas y silenciosas mañanas de compras, que durante la semana marcan el ritmo habitual en Las Rozas, se convierten en una locura los fines de semana. Aquel vestido que no consiguió venderse por centenares de euros en la tienda aquí vuela en solo unas horas. Una etiqueta de firma y un descuento del 60% le ganan la batalla hasta al gusto.

Como en las jornadas de caza, el éxito no siempre está asegurado. "Hay que tener suerte, un día sales con 10 cosas y otro día sin nada", dice Eduardo González, de 25 años, que hoy se va con una mueca de descontento y las manos vacías. Entre los marquistas y los cazadores de gangas también se ve un buen número de extranjeros. Los turistas suponen el 40% del total de visitantes, y la mitad de ellos son extranjeros. Principalmente, brasileños, chinos y rusos.

Mientras una pandilla de asiáticos remueve prendas en la estantería de vaqueros de Dolce & Gabbana, un hombre rodeado de bolsas espera a su mujer sentado en un banco frente al local. Ella vuelve con otro paquete y explica que cuando planificaron su viaje a España desde Rusia pusieron el outlet como imprescindible del circuito. "Tendremos que comprar otra maleta", dice en inglés mirando su botín.

Aunque tras el recorrido hay quien asegura "que todo es más barato en Andorra", en el aparcamiento del outlet los hermanos Bustos presumen de conocerse al dedillo todos los secretos del centro comercial, que tiene un centenar de tiendas. "Venimos todo lo que deja el bolsillo", dicen riendo antes de colarse en el village.