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El tráfico irrumpe ayer de nuevo en la plaza cairota de la Liberación / AP
El Ejército egipcio mostró a Hosni Mubarak la puerta de salida y, con un respaldo casi unánime de la ciudadanía, asumió el control del Estado. Resultaba inevitable romper con la legalidad anterior, y todo el poder quedó en manos de los militares.
Eran las 8.30 de ayer cuando un grupo de empleados temporales del ferrocarril ocupó las vías de largo recorrido de la estación central de El Cairo. Exigían contratos indefinidos y mejora del sueldo.
El Ejército egipcio no ha dejado pasar ni 48 horas desde que se hiciera con el control del país para aclarar a su vecino israelí que no tiene nada que temer.
La división de la oposición y el miedo a la violencia lastran la movilización contra el régimen de Buteflika - Los grupos laicos convocarán nuevas protestas
Agentes de la policía yemení disolvieron a palos una manifestación de unas 1.000 personas cuando se dirigían al palacio presidencial de Alí Abdulá Saleh, en Saná. Al menos cuatro personas resultaron heridas en los choques con las fuerzas de seguridad.
La multitud guarda un minuto y medio de silencio. De repente se oye un grito: "Si no ahora, ¿cuándo?". Y la plaza del Popolo de Roma, completamente llena, de mujeres sobre todo, pero también de hombres, estalla en una sola voz: "¡Ahora!". No solo en Roma.
El habitual desfile dominical de las Damas de Blanco por la Quinta Avenida de La Habana contó ayer con la presencia simbólica de Héctor Maseda y Angel Moya, dos de los presos del Grupo de los 75 que rechazan el exilio en España y que fueron puestos en libertad por el Gobierno de Raúl Castro el sábado.
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