"La telebasura engancha que te mueres. Ahora no puedo prescindir"
¿Qué hay que hacer para levantarle el curro a Paula Vázquez?
Básicamente trabajar para la cadena con la que se ha fusionado la suya. Pero, vamos, a ella curro no le va a faltar. Ya se rumorea que presentará Más que baile o Supervivientes.
¿Qué lugar ocupa usted en el circo televisivo?
El de la presentadora dicharachera, rubia, un poco light y hasta tontorrona. Ahora bien, cuando se apagan las cámaras soy otro tipo de persona.
¿Qué tipo?
Mucho más antipática, callada y observadora.
Si no estás buena y eres graciosa, ¿no hay nada que hacer en la tele?
No estoy de acuerdo. En EE UU hay presentadoras gorditas maravillosas. Hoy se valora más la espontaneidad que ser guapa, superdelgada y tener las tetas de plástico. O así debería ser.
¿Hasta dónde le ha llevado su síndrome de Estocolmo con la telebasura?
A no dormir. Engancha que te mueres. Yo antes no veía mucho, pero a raíz de presentar Resistiré, ¿vale? no podía prescindir. Ahora llego tan agotada que me quedo dormida y me pierdo esos programas que acaban tardísimo. Y me da rabia.
¿Y ha visto mucho cuadro clínico ahí dentro?
La gente de la telebasura es así, tal y como la vemos. Sin montajes. Y son muy profesionales en lo suyo. No existen fórmulas para crear un Jorge Javier Vázquez, una Belén Esteban o una Mila Ximénez.
¿Se echa novios conservadores y lleva una vida ordenada para compensar?
Pues un poco sí. Desde luego, lo último que haría es enrollarme con alguien famoso o del mundillo.
¿No se hace el doble de carrera si te lías con un famoso?
Y también si hiciera un Interviú, que me lo han ofrecido muchas veces, sobre todo después de que se me viera accidentalmente el pecho en un programa en directo. Pero no me interesa.
¿O sea, que un 'top-less' a tiempo no es una victoria?
No sé si tras aquel accidente mi reputación está por los suelos, pero al menos ha servido para que la gente me reconozca inmediatamente.
¿Es consciente de que también es un ídolo lésbico?
El otro día me dijeron que era un horno de bollos. ¡Juro que yo no lo fomento!
