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Reportaje:24 HORAS EN... GINEBRA

Chocolate para Calvino

Confiterías tentadoras, un museo que explica la reforma protestante y cena a las 20.00. Un paseo por el barrio de Carouge y el casco histórico de la ciudad suiza a orillas del lago Léman

Ginebra es conocida como capital del dinero, sede de bancos y patria temporal de funcionarios de la ONU. Pero la ciudad que fascinó a Borges e inspiró uno de los más bellos relatos de García Márquez -Buen viaje, señor presidente, del volumen Doce cuentos peregrinos- esconde rincones secretos y un puñado de atractivos que bien merecen una visita reposada. Además, Easyjet (www.easyjet.com) vuela desde varios aeropuertos españoles y un billete de ida y vuelta, por ejemplo desde Madrid o Barcelona, se consigue por algo menos de 30 euros.

08.30 Entre ejecutivos

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Vuelo de bajo coste, pero desayuno de lujo. Comencemos el día tomando un café en el espectacular hotel Four Seasons(Quai des Bergues, 33). No es esnobismo: a esa hora, en su comedor se dan cita los hombres y mujeres de negocios que se preparan para pasar el día navegando entre millones. El ambiente es único. Fíjese bien, porque es una fauna que no se encontrará por la calle: se encerrarán en despachos blindados y no volverá a verlos. El desayuno americano -fastuoso- cuesta 42 euros. Otra opción es echar un vistazo disimulado y luego acercarse a la vecina pastelería de O'Saveurs (Quai des Bergues, 27), donde sirven un exquisito y económico chocolate caliente.

Tras admirar el panorama del lejano Mont Blanc, avanzaremos por el Pont des Bergues. Desde allí haremos una breve parada en la romántica isla de Rousseau. Es un buen momento para contemplar el entorno del lago Léman, los cisnes que nadan en él y la soberbia estatua dedicada al filósofo oriundo de la ciudad. Llegamos a la Rue de Rhone, la verdadera milla de oro de Ginebra, sede de las grandes firmas de moda y joyería. Las mejores casas del mundo tienen su local en esta calle. Si le interesan las joyas, este es su sitio. Pasee arriba y abajo, y entre en los passages, pequeñas y lujosas galerías que cruzan la arteria comercial.

10.00 Una silla con nombre

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Desde la Place du Bel Air llegaremos a la Rue de la Citè, y subiendo por la Grand Rue podremos ver preciosos locales de anticuarios. Al principio de la Rue de l'Hotel de Ville encontraremos el edificio del Ayuntamiento, que empezó a construirse en el siglo XVI. No deje de entrar en el imponente patio. Frente al Ayuntamiento está el Archivo Histórico, con sus curiosos murales que retratan las tres grandes épocas de la ciudad. Bajando por la Rue du Puits san Pierre se llega a la Casa Tavel, el edificio más antiguo de Ginebra, que data del siglo XIV. Junto a ella, un lugar emblemático: el número 4 de la calle, donde Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja, empezó a redactar sus Memorias de Solferino. Al bajar en dirección a la catedral, recomiendo una breve visita al Museo de la Reforma(4, Rue du Cloître; www.musee-reforme.ch ; 10 euros), un interesante espacio en el que se explica el proceso de separación de la Iglesia católica. Visita a la catedral de San Pierre, donde se expone la Silla de Calvino, uno de los protagonistas de la reforma protestante. No hay que dejar de admirar la sala de los Macabeos, que muestra cómo era la basílica cuando aún pertenecía a la fe católica. Al salir de la catedral, fijemos la atención en los edificios de la Place de la Taconniere, en especial en el número 10, de bella fachada. Volvemos a la Rue de'l Hotel de Ville, en cuyo número 8 está La Perla de Ginebra, un palacete de inspiración toscana construido en el siglo XVII por una rica familia procedente de Lucca.

12.00 El centro del centro

Bajando por la Rue de l'Hotel de ville llegamos a la Place du Bourg de Four, centro de la ciudad antigua. Esta plaza fue en tiempos foro romano, y siempre centro de la vida comercial de la ciudad vieja. Si nos fijamos en los edificios, veremos que tienen dos partes diferenciadas. Hay una explicación: cuando, a mediados del siglo XVI, Ginebra recibió a miles de refugiados que escapaban de la persecución contrarreformista, las autoridades ordenaron añadir dos pisos a las casas para alojar a los nuevos ciudadanos. Un solo dato: de una población de 10.000 personas, se pasó a 16.000.

Sobre las 12.30 hay que empezar a pensar en el almuerzo, por ejemplo en la Café du Bourg de Four, en el número 13 de la plaza. Pruebe los típicos rotis, patata con cebolla formando una crujiente costra. El plato del día, que consta de carne y dos guarniciones, cuesta unos catorce euros.

14.30 Jardines secretos

Tras un paseo por la Rue de Saint Leger, circundamos el precioso campus universitario y el parque de Bastions y llegamos a la Place Neuve, donde podemos ver el edificio del Teatro de la Ópera y el Conservatorio. Tomamos el tranvía número 12 y, tras un viaje de poco más de diez minutos, se llega al encantador barrio de Carouge (www.carougemania.ch ). Antiguo burgo independiente, Carouge es ahora parte de la ciudad de Ginebra. Sus calles, que conservan el espíritu de otra época, están tomadas por bonitas tiendas artesanas, desde selectas confiterías hasta relojerías o talleres de orfebres. Es un buen lugar para hacer compras. Un detalle: todas las casas cuentan con jardines secretos y pequeños patios. A veces, sus dueños dejan la puerta abierta a la curiosidad de los visitantes. Un alto en el camino: en el número 8 de la Rue du Marché está Martel Carouge, ideal para tomar una taza de té.

17.30 La torre del vino

Regreso al centro. Desde la Place Neuve, en un paseo de veinte minutos llegamos a la Place du Mollard, una de las más alegres de la ciudad. Es el momento de echar un vistazo a los grandes almacenes Globus, cuyo vestíbulo de comidas es un auténtico hervidero de ginebrinos. En el número 3 de la plaza está una sucursal de la famosa chocolatería Rohr. Aproveche para aprovisionarse, por ejemplo, de trufas. Los amantes del chocolate podrían apuntarse alguna referencia más como la coqueta Micheli (Micheli-du-Crest, 1) o Auer (Rue de Rive, 4), cuyas almendras en chocolate pueden crear adicción.

Sigue una cata de vinos en la Tour du Mollard. Suba al cuarto piso de la torre del siglo XVI que remata la plaza: allí acaba de abrir sus puertas una vinoteca donde es posible probar los exquisitos vinos de la región. No se pierda el Gramanet, un excelente tinto. Podrá comprar cualquiera de los vinos que allí se sirven.

20.15 Brindis con champán

En Ginebra, buena parte de los restaurantes cierran a las 22.00, especialmente entre semana. Propongo dos alternativas: L'Entrecotte Couronné (5, Rue des Pâquis; www.restaurants-geneve.ch/entrecote-couronnee ), un restaurante sencillo, cuyo plato estrella es el entrecotte, o el Omnibus Café(23 de la Rue de la Coulouvreniere; www.omnibus-cafe.ch ), con buena carta y ambiente 100% ginebrino. En los dos hay que calcular unos 50 euros por persona. Si hemos cenado en la rue des Pâquis, en el numero 6 está el bar del hotel East West. Si venimos del Omnibus Café, el lugar para una copa es Nonolet (5 del Boulevard de Georges Favon), donde sirven buenos vinos y copas de champán.

La ciudad de Ginebra vista desde el Pons des Bergues
La ciudad de Ginebra vista desde el Pons des BerguesKOKKAS / AGE

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