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Tribuna:TRIBUNA
Tribuna
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Piscifactorías en Red Natura

Con la que está cayendo hablar de medio ambiente, de naturaleza o de paisaje, puede que resulte hoy algo pornográfico, o cuando menos provocativo; nada más lejos de mi intención. Pero por respeto a algunas de las decisiones que tomamos en el Gobierno bipartito y visto el reciente informe del Comité Económico y Social de la Unión Europea sobre acuicultura, entiendo que se deben clarificar algunas cuestiones. Lo digo porque en momento tan propicio es casi seguro que algunos comenzarán a levitar ante la oportunidad de fustigar de nuevo la política de defensa del territorio de la Xunta anterior, tacharnos poco menos que de ignorantes por desconocer las directivas comunitarias, y poner de nuevo en las manos de los de siempre el patrimonio comunal de todos los gallegos.

Es cuestión de dignidad, de saber transformar de forma responsable nuestros paisajes

El tal informe manifiesta su preocupación ante las diferentes interpretaciones de los Estados miembros sobre la normativa medioambiental europea (punto 1.4); dice que se debe hacer un esfuerzo por explicar esta normativa, especialmente en la Red Natura y su compatibilidad con la acuicultura (1.8.1) y que las contradictorias interpretaciones que están haciendo las distintas Administraciones nacionales y regionales dan pie a que en algunos casos se excluya injustificadamente la acuicultura de la Red Natura (4.3), entendiendo que se debe fomentar la acuicultura promoviendo su competitividad y compatibilidad en un marco de sostenibilidad.

Pues bien, tanto es así que siendo conscientes de la importancia estratégica del sector se hizo entonces un encomiable esfuerzo por llegar a acuerdos y pactar un plan acuícola económicamente viable y a

mbientalmente asumible y riguroso, porque existían, y así sigue siendo, lugares aptos alternativos fuera de la Red Natura. Pero también, sabedores de que la directiva Hábitats, siempre tan laxa en sus determinaciones, no prohibía expresamente este tipo de actividades -como tampoco los parques eólicos, excepto en los casos de presencia de hábitats de interés comunitario o prioritarios que sí pueden llegar a impedir este tipo de instalaciones-, se acordó autorizar la ampliación de granjas que ya estaban en Red Natura para hacerlas más competitivas.

No obstante, aquí la cuestión es de mucho más calado. No se trata solamente de la Red Natura, o de preservar aquellos hábitats o especies consideradas de interés por la Comisión, sino de algo que transciende y que va mucho más allá de la conservación de los brezales húmedos atlánticos, por poner un ejemplo. Es una cuestión de dignidad, de compromiso con el país, por mucho que llueva y no escampe, de poner en práctica lo que a partir de la aprobación de la Estrategia Territorial Europea entendemos como "nueva cultura del territorio", de ser capaces de transformar de manera responsable nuestros paisajes pero con el máximo respeto a la dignidad de la naturaleza, asegurando la calidad de vida y el bienestar individual y colectivo de las personas, en el ineludible compromiso que tenemos con las generaciones futuras. Porque el territorio no es solamente un bien de mercado y porque existen paisajes (como cabo Touriñán o los Penedos de Pasarela y Traba) que superan su propia base espacial, incorporando conceptos que además de los históricos, culturales o patrimoniales también acaparan los sentimientos y las emociones que nos ayudan a construir, entre todos ellos, nuestra identidad colectiva.

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Y por eso no podemos llenar todas las sierras de Galicia de molinillos, ni seguir destrozando "a toda costa" nuestra costa ni la red fluvial. Mucho se habló de aquella oportunidad perdida que se fugó a Mira en Portugal. Vayan como fui yo a Mira a mirar. Apenas mirarán nada, como dicen en Vigo. Por mucho que aquella instalación de acuicultura esté en Red Natura no se ve, oculta en los trabados pinares y el ondulante paisaje de las interminables dunas del litoral. Pero sacrificar algunos lugares como Touriñán solo será, una vez más, el resultado patético de nuestra desidia y victimismo, en un país caótico y desarticulado, resignado ante actuaciones insolidarias con frecuencia disfrazadas de "utilidad pública", independientemente de que estos lugares estén o no en Red Natura. Como consecuencia cada vez es más necesaria la aparición de una ciudadanía formada y responsable, que se implique en causas concretas, que asuma una intervención activa que la práctica democrática convencional con frecuencia intenta escamotear, desde la irrenunciable y esforzada defensa de los intereses colectivos y las señas de nuestra identidad.

Xosé Benito Reza fue director general de Conservación da Natureza entre 2005 y 2009

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