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"Solo nos queda confiar en la suerte"

Un mes después de la desaparición de María Piedad García Revuelta en Boadilla del Monte ni la familia ni la Guardia Civil tienen pistas de su paradero

F. Javier Barroso

La tristeza y la desesperación se mezclan en un piso del centro de Boadilla del Monte. Y dura ya un mes, que es el tiempo que lleva desaparecida María Piedad García Revuelta, de 32 años. "Esto es como buscar una aguja en un pajar. Solo nos queda que haya un golpe de suerte y que alguien mire donde no haya mirado antes nadie", afirma tras secarse las lágrimas Teresa, la tía de la mujer desaparecida. "Todo este mes ha sido muy agobiante y no sabemos hasta cuándo va a durar", añade.

La desaparición se produjo la madrugada del 12 de diciembre, hoy hace un mes. La mujer había salido junto con sus compañeros de trabajo en un supermercado para celebrar la Navidad. Entre sus acompañantes se hallaba su ex novio, Javier Sánchez-Toledo, de 38 años, encargado de mantenimiento del establecimiento y con el que había tenido un bebé hacía nueve meses. Primero fueron a un restaurante de la localidad y después a un karaoke. La celebración se prolongó hasta las cuatro de la madrugada. A esa hora, Sánchez-Toledo se ofreció a llevar a María Piedad García a su domicilio. Es ahí donde se le pierde la pista a la mujer. Iba vestida con pantalones negros, camisa azul-morada, botines bajos y además llevaba un colgante pequeño de Swarovsky y un reloj de pulsera plateado.

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Toda la familia, pero en especial los padres y sus dos hermanos, están "destrozados", según Teresa. En ese piso del centro de Boadilla no ha habido ni Navidades ni celebraciones ni regalos. Cada fin de semana del último mes se han reunido con centenares de voluntarios y han salido en batidas multitudinarias por los alrededores de la localidad en busca de María Piedad. Siempre han regresado con la misma angustia con la que empezaron. "Hemos ido por Alcorcón, por los alrededores de la Ciudad del Santander, por el arroyo del Palancar... Y nada. Estamos desesperados", afirmaba Teresa. "Solo tenemos palabras de gratitud hacia la gente. El pueblo entero e incluso gente venida de fuera se han volcado y les estamos muy agradecidos. ¡Ojalá supiéramos donde está!", reconoce la tía.

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En la Guardia Civil, no han escatimado medios para localizar a María Piedad García. En algunos momentos han tenido a más de 100 efectivos buscándola a la vez. "No se puede escatimar un solo esfuerzo", fueron las órdenes y, de acuerdo con ello, se ha estado empleando en la operación desde un helicóptero a especialistas de subsuelo y a buzos que han rastreado decenas y decenas de pozos así como de kilómetros de acequias y canalizaciones. En la superficie, integrantes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) y de Seguridad Ciudadana han recorrido a pie o en moto grandes extensiones de Boadilla, Alcorcón, Fuenlabrada, Quijorna...

"La orografía del terreno es muy mala. Está llena de recovecos y tiene grandes cantidades de pozos y subterráneos", reconocen fuentes del instituto armado. Por ello también se han empleado cámaras para visionar lugares recónditos de estos subterráneos.

La desesperación de la familia se acrecentó cuando el martes 14 de diciembre fue hallado muerto el sospechoso de la desaparición y ex compañero sentimental, Javier Sánchez-Toledo. Se había ahorcado de un poste de electricidad en una montaña de San Lorenzo de El Escorial sin dejar ninguna pista sobre el paradero de García Revuelta. "Aquel día se nos vino el mundo encima. Por poco que dijera, podría haber acabado con este sufrimiento. Una simple nota, algo, para no estar así, sin saber nada", destaca la tía de la desaparecida.

La Guardia Civil se centró al comienzo de la búsqueda en los lugares donde los repetidores de telefonía móvil señalaron que habían estado los teléfonos de Javier y de María Piedad. Después, ha ido ampliando el rastreo a zonas más extensas. Incluso movilizó a agentes por la sierra de San Lorenzo por si el sospechoso se había deshecho de algún indicio que permitiera localizar a la mujer. Y de nuevo, sin éxito.

El que todavía no está al tanto de la desaparición de su madre es el hijo mayor de María Piedad, de nueve años. Durante este tiempo solo le han dicho que su progenitora se ha marchado de casa y que todavía no ha vuelto. "María nunca nos había dicho que tuviera problemas o que hubiera discutido con su ex novio", recuerda Teresa al añadir: "Jamás habló de broncas o algo similar".

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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