El gran ballet abstracto llega al Real

El próximo viernes día 10 comienza la temporada de danza en el Teatro Real, que por primera vez se traslada desde su emplazamiento habitual de septiembre a la prenavidad con el Ballet de la Ópera de Zúrich.

Ya en su presentación oficial hace unos meses, el nuevo director artístico, el belga Gerard Mortier (Gante, 1943), confesó que manejaba una temporada compleja y que aún puede llamarse de transición. En cualquier caso, se disipan los temores de que la danza no estaría presente con productos de primera línea en el principal coliseo español, y Mortier ha programado testimonialmente los tres géneros: el ballet moderno, la danza española y el gran repertorio académico, por ese orden.

La responsabilidad de la apertura de la danza ha recaído en el coreógrafo y director artístico del Ballet de Zúrich, Heinz Spoerli (Basilea, 1940), que debuta en el coliseo madrileño con una obra suya que data de 1993, las Variaciones Goldberg, una obra abstracta, coral y de un elevado pulimento estético que no ha bajado del cartel desde su exitoso estreno hace 17 años.

En una pieza tan comprometida musicalmente como esta, la entidad del pianista es fundamental. Spoerli trae a Madrid al concertista Alexéi Botvinov (Odesa, Ucrania, 1964) que ya ha interpretado este ballet con la compañía en otras ocasiones.

Las Variaciones Goldberg de Spoerli, que fueron creadas originalmente para el Deutsche Oper am Rhein (Düsseldorf) con los diseños del holandés Kekso Dekker, usan íntegramente la partitura terminada por Juan Sebastian Bach en 1742 en Leipzig casi al ocaso de su carrera y es el suizo el único coreógrafo que se ha embarcado en la aventura de llevar a la danza la obra íntegra, aunque antes hubiera sido empleada parcialmente por otros coreógrafos. Spoerli, que ha hecho versiones muy aclamadas de los clásicos y comenzó su carrera creativa en Basilea en 1973 con dos piezas de Stravisnki: Petroush-ka y El pájaro de fuego, después ideó en la Ópera de París (1981) una La fille mal gardée que se considera ya hoy canónica y que le consagra. Poco a poco ha dado un giro a un depurado abstraccionismo que a la vez se mantiene en los márgenes precisos del gran ballet moderno, usufructuando la técnica y el virtuosismo de su plantilla. En sus Variaciones Goldberg el reto se plasma en el traslado a las imágenes danzadas de la complejidad contrapuntística de la obra musical y el ballet forma parte del repertorio de Zúrich desde septiembre de 1996. Este año Heinz Spoerli ha anunciado su retirada como director en Zúrich al cumplir 70 años; y ha estado al frente de la compañía casi tres lustros.

La temporada se completa primero con la Compañía de Antonio Gades en mayo de 2011 y en junio el Ballet de Ópera de Novosibirsk. El homenaje a Gades en el Real empezaba a ser una deuda. La fundación que se ocupa de preservar la obra del genio de Elda propondrá un ciclo en el que se verán cuatro obras de su magro pero fundamental catálogo: Fuenteovejuna, Carmen, Bodas de sangre y Suite flamenca.

La compañía rusa trae al Real una nueva producción de El lago de los cisnes estrenada exitosamente en París este mismo año con escenografía y vestuario de la diseñadora italiana Luisa Spinatelli. El conjunto de Novosibirsk está dirigido por Ígor Zelenski, que fuera primer bailarín del Ballet Kirov-Marriinski de San Petersburgo y del New York City Ballet. Las funciones de Madrid contarán con estrellas invitadas de las principales compañías de Rusia.