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Reportaje:LIGA DE CAMPEONES | Quinta jornada

A Wembley se va por Atenas

El Barça se juega el pase a los octavos de final ante el Panathinaikos, un rival al que nunca ha marcado un gol en la capital griega y que es una incógnita por el debut de Ferreira, ex técnico del Málaga

El Barça se juega esta noche la clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones en el Olímpico de Atenas. Necesita ganar al Panathinaikos y que el Copenhague pierda o empate en Kazán contra el Rubin para asegurarse la primera plaza del grupo.

Los azulgrana no contemplan ningún otro resultado que no sea ganar para que no se compliquen las cosas. "Tenemos que ganarnos el derecho a jugar los octavos, lo que pasa por hacer un muy buen partido contra el Panathinaikos", aseguró el entrenador barcelonista, Pep Guardiola, quien quiere reforzar el liderato en un grupo en el que todo está por decidir cuando faltan dos jornadas para el final.

"Le doy una importancia enorme a ser primeros de grupo y vamos a tratar de conseguirlo. Pero sabíamos que sería complicado clasificarse porque competíamos cuatro campeones de Liga", insistió ayer el técnico, que dispone de todos sus efectivos -incluido Abidal- y no parece que vaya a reservarse nada. "No resulta complicado olvidarse del partido del lunes [contra el Madrid] porque este es demasiado importante", sostiene Guardiola. "Eso, vosotros", insistió Busquets refiriéndose a los periodistas; "nosotros sabemos que nos jugamos mucho contra el Panathinaikos y no nos distraemos con nada".

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El caso es que Atenas nunca se le dio bien al equipo barcelonista. Aquí perdió por 1-0 el Barça de Rexach y Rivaldo contra el Panathinaikos en la temporada 2001-02 y no pasó del empate con Rijkaard y Ronaldinho camino de París en la 2005-06 (0-0). Además, el recuerdo de la capital griega es para el barcelonismo sal sobre una herida que sigue abierta 16 años después: en 1994, el Milan de Fabio Capello se zampó al Barça de Johan Cruyff (4-0), que dos años antes había ganado en Wembley su primera Copa de Europa. "Fueron muy superiores. Esa espina no nos la quitaremos nunca. Pero jugamos una final y eso es siempre importante. Tenemos que ganar, diga lo que diga el pasado, si queremos seguir soñando con jugar esta final", insistió ayer Guardiola cuando se le recordó que el Barça ha jugado tres partidos en Atenas y no ha metido ningún gol.

El entrenador azulgrana regresa al escenario que contempló la muerte del dream team, un Olímpico remodelado para la disputa de los Juegos Olímpicos de 2004 y en el que ahora se juega el derecho a seguir soñando con la final de Wembley 2011. Así que Guardiola no quiere excusas.

Las opciones del equipo griego exigen ganar al Barça. De nada le serviría un empate. Su racha en casa no está nada mal: de los últimos 58 partidos de Liga, solo ha perdido tres. Y el sábado ganó, 4-2, al Iraklis. Líder en la competición nacional -a expensas de lo que haga el Olimpiacos de Valverde, que hoy juega 45 minutos de un partido aplazado por la lluvia-, el club del trébol estrena entrenador.

El portugués Ferreira, en el Málaga hasta hace unos días y hoy en el Panathinaikos, avisó ayer de que solo cambiará un jugador respecto al equipo que jugó el sábado. No es fácil adivinar sus planes. "Estrenar entrenador es siempre una motivación y complica las cosas al rival. No sabemos cómo jugarán. Deberemos estar atentos y atender a la calidad de los jugadores", afirmó Guardiola. Está claro que Govou, autor del gol del cuadro griego en el Camp Nou, no jugará -está apartado del equipo por irse de fiesta- y que Cissé será el capitán. Tan claro como que Guardiola no se guardará nada. A fin de cuentas, a la final de Londres se va por Atenas.

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