Los veterinarios de Seaga irán a la huelga contra el despido de 114 trabajadores
Los más de 100 veterinarios de la Empresa Pública de Servizos Agrarios Galegos (Seaga) están al borde del despido, según denunciaron ayer en Santiago miembros del comité de empresa, acompañados de dirigentes sectoriales de UGT, CIG y CC OO. La medida, que se anunció de entrada como un ERE parcial que afectaría a la mitad de la plantilla, ha indignado a los trabajadores, que han convocado una huelga indefinida para el día 29. "Seguimos abiertos a la negociación", explicó Juan Carlos Fernández, de la Federación de Servicios Públicos de UGT.
Los veterinarios de Seaga se encargan de identificar a todo el ganado de Galicia, desde su nacimiento a su venta al por menor. La Xunta aprobó este mes un decreto que cambia drásticamente el sistema: los ganaderos tendrán que declarar ellos mismos el estado de sus explotaciones -salvo que recurran a expertos privados-, y el control se realizará a posteriori, a través de inspecciones de la Consellería de Medio Rural.
Los trabajadores ven una relación clara entre la aprobación del decreto y el anuncio de Seaga de despedir a los 114 veterinarios, que tachan de cierre patronal. También niegan que la medida suponga un ahorro para las arcas públicas. "Seaga registró un beneficio tras impuestos de 2,4 millones de euros en el último ejercicio", señaló Paulo Rubido, secretario de la Federación de Servicios de CIG. La Xunta asegura que con el nuevo sistema -que justifica en una directiva de la UE- se ahorrarán cinco millones hasta el final de la legislatura.
"Las enfermedades del ganado son cíclicas", avisó Juan Granados, de CC OO, que recordó que el sistema de trazabilidad que hasta ahora regía es muy eficaz para atajar epidemias como la de las vacas locas. También aludió a las dificultades de los ganaderos para realizar las declaraciones a través de Internet, uno de los aspectos fundamentales de la nueva norma. Los sindicatos creen que, con el sistema ahora implantado, que sanciona las declaraciones erróneas, el ganadero asume un riesgo que antes corría la Administración.
