¿Qué es de todos nosotros?
Ironía y sarcasmo envuelven la producción de Canal + '¿Qué fue de Jorge Sanz?'
Canal + emite mañana (21.15) el primer capítulo de 35 minutos de un total de seis de la serie ¿Qué fue de Jorge Sanz?, realizado por David Trueba en torno a la figura del actor y en la que el sarcasmo y la ironía son las reinas de la casa. Son pocas las ocasiones en las que el nombre de un actor alcanza el título del proyecto, pero aún son menos las que el mencionado título adquiere connotaciones peyorativas o cuando menos ambiguas. No cabe duda, como señala el director de la serie, que para aceptar y participar en un proyecto de estas características "hay que tener valor para romper el cristal". Este es el caso de Jorge Sanz.
"La idea de la serie nació de una manera azarosa", explica el realizador. "Jorge andaba en un momento de dudas, de dificultades para entusiasmarse con algún proyecto. Y de pronto, pensamos en esta idea, un juego que sirviera para desatascar la situación de parálisis. A veces las carreras en estos oficios caen en una inercia demoledora y hay que tener valor para romper el cristal, para dejar que entre el viento. Jorge aceptó el riesgo, valoró los peligros y nos pusimos manos a la obra, sin saber aún si aquello podía interesarle a alguien. Jorge es alguien que lleva más de 30 años en la profesión y esa experiencia que acumula, que le vale para ser mejor actor cada día, más directo, menos alambicado y presuntuoso, que se transmite incluso en su cara, en su geografía física, lo convierten en una joya. Conoce el oficio, sabe que el éxito es breve, que la carrera es de resistencia y que a veces las decisiones más atrevidas, más inesperadas, sacuden la monotonía".
¿Qué cambios supone el trabajar para la televisión? "Trabajar para televisión concede espacios de experimentación y tiempos que el cine, una industria tan necesitada de recuperar la inversión en un solo y primer zarpazo, no te puede dar. La búsqueda del éxito mayoritario quizá ha impedido a la televisión explotar formatos atrevidos, exprimir al máximo las posibilidades de un medio que demasiadas veces se limita a dar más de lo mismo para obtener un beneficio publicitario enorme, pero a costa del desprestigio del medio y el empobrecimiento de la sociedad que representan. Huye del realismo porque lo considera deprimente, por eso pinta los decorados de colores chillones y busca ficciones blancas, con personajes de papel couché, de revista de corazón. Pero conviene, cuando uno se acerca a la televisión, hacerlo con humildad, sin soberbia, porque hay profesionales que hacen televisión con una maestría inigualable, gente de mucho talento que lleva años triunfando. Yo me considero aprendiz en todo, pero en la tele aún más".
La serie está a medio camino entre un documental y una película de ficción. "El juego entre realidad y ficción para mí solo tenía una finalidad", dice Trueba. "El placer del espectador, su tensión, la sonrisa alterada. Que se lo pase bien, pero que sufra, que tenga sensaciones contradictorias entre la dureza, el sarcasmo, la brutalidad de alguna situación, y la manera de mirar los arquetipos de la profesión. La mayoría de la gente que invitamos a participar no solo aceptó encantada, sino que comprendió el tono de forma inmediata".
En la serie hay muchas caras conocidas, como Resines, Javier Veiga, Santiago Segura, Juan Diego Botto. "Hemos añadido personajes reales, actores no profesionales, caras desconocidas pero que se adecuaban a los tipos que habían de interpretar", relata el cineasta. "La confección del reparto ha sido un encaje cuidadoso, porque podíamos echar a perder el aroma verosímil con decisiones equivocadas. En absoluto se trataba de aparentar un falso documental, sino regirse por la norma de una serie de ficción".
Trueba aspira a que el espectador se siente a ver la serie "con curiosidad por la respuesta a la pregunta tan cafre de ¿qué fue de Jorge Sanz?, pero que acabará, al final del viaje, preguntándose en el fondo, ¿qué es de todos nosotros?"
