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El Comité contra la Lapidación alerta de la inminente ejecución de Sakineh

La jefa de la diplomacia europea urge a Teherán a conmutar la sentencia

La vida de la iraní Sakineh Mohammadi Ashtianí corre peligro inminente, según el Comité contra la Lapidación, la organización que desde hace meses sigue de cerca el caso de esta mujer condenada en principio a morir lapidada por adulterio y ahora, según Irán, a morir ahorcada. De hecho, esta organización pensaba que podría producirse hoy mismo.

La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, instó a Teherán a detener la "inminente" ejecución y a transformar la sentencia, según indicó en un comunicado. "Catherine Ashton está profundamente preocupada" por los informes que apuntan a que la ejecución de Sakineh pueda ser "inminente". "Ninguna de las dos sentencias [lapidación y ahorcamiento] es aceptable", subrayó la jefa de Política Exterior de la Unión Europea.

La mujer podría morir hoy en la horca, según la organización

Con el fin de reclamar la atención mundial sobre el caso, el comité convocó ayer en Bruselas una marcha y en París una concentración en una placita cercana a la Embajada de Irán. "Sabemos ya, por gente de la prisión sobre el terreno y por periodistas locales, que la Corte Suprema ha enviado una carta a la prisión de Tabriz autorizando ya la ejecución", aseguró ayer Armin Arefi, periodista franco-iraní, uno de los asistentes a la concentración parisina. "Los miércoles son los días de las ejecuciones en Irán", añadió este periodista, que ha estado en contacto directo con Sajad Ghaderzadeh y Houtan Kian, el hijo mayor y el abogado de la mujer, respectivamente, hasta el pasado 10 de octubre, día en que fueron detenidos.

"Estamos aquí para que no se olviden de ella, porque estamos muy preocupados por Sakineh, que ya se ha convertido en una ciudadana del mundo", explicó Sihem Habchi, del movimiento Ni Putas ni Sumisas, que se sumó al acto. A la concentración acudió una cincuentena de personas. "Ha sido una llamada urgente, espontánea, rápida, no ha habido mucho tiempo para organizar nada", explicó Habchi. Una de las portavoces del Comité contra la Lapidación, Mariam Namazie, que también se confesó muy preocupada por la suerte de Sakineh, acudió a la concentración con un cartel al cuello que mostraba una fotografía del rostro de la mujer iraní con una simple frase debajo: "Quiero vivir".

Ashtianí, de 43 años, ha sido víctima de un proceso irregular y confuso. Fue condenada a morir lapidada en 2006 por haber cometido adulterio, considerado un delito en Irán. Tras agotar todos los recursos posibles, su entonces abogado, Mohammad Mostafaeí, hizo pública su situación en julio, atrayendo la atención mediática mundial. En una entrevista concedida a EL PAÍS, Mostafaeí explicó que el caso estaba "plagado de irregularidades".

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Para empezar, la mujer, que se quedó viuda en 2004, ya había sido previamente juzgada por mantener "relaciones ilícitas" (en Irán todas las relaciones sexuales fuera del matrimonio son ilícitas) y condenada a 99 latigazos. Pero durante el juicio por el asesinato de su marido, en el que ella no estaba imputada, un juez acusó a Sakineh de adulterio, al asegurar que esas relaciones ilícitas se produjeron antes de la muerte del esposo. Fue condenada a morir lapidada.

La movilización internacional arrinconó entonces a las autoridades iraníes. Desde el pasado verano, y a raíz de que el poder judicial aceptara la revisión del caso, responsables políticos y judiciales han hecho declaraciones confusas y contradictorias, dando la impresión de que Ashtianí fue cómplice del asesinato de su marido.

Kian y Ghaderzadeh, tal y como recordaba ayer Arefi, se encuentran detenidos desde que se reunieran con unos periodistas alemanes del diario Bild. "Mi defendida se ha convertido en un chivo expiatorio para los partidarios de la lapidación y quienes buscan vengarse de la prensa y los dirigentes occidentales", declaró Kian a este diario en una entrevista poco antes de su detención.

Protesta contra la sentencia que condenaba a Sakineh a ser lapidada, en París el pasado agosto.
Protesta contra la sentencia que condenaba a Sakineh a ser lapidada, en París el pasado agosto.REUTERS

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