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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Confinada en el dormitorio

La mujer muerta tras 42 años de maltrato no podía salir de su cuarto sin permiso - El juicio queda visto para sentencia

Entre el homicidio y el asesinato. El juicio contra Antonio Serrano Checa, acusado de matar a su mujer a puñaladas en 2008 tras décadas de maltrato, quedó ayer visto para sentencia en la Audiencia Provincial de Madrid. La fiscal mantuvo su petición: 15 años por homicidio y tres por violencia doméstica habitual. También solicitó que el acusado, de 66 años, no pueda cobrar pensión de viudedad. La abogada del Estado y la acusación particular consideran que la muerte fue un asesinato alevoso. Piden 20 años por este delito y otros tres por maltrato. La defensora admitió el homicidio, si bien considera que había circunstancias atenuantes y una eximente incompleta, como la alteración psíquica. Aseguró que "no se han concretado los malos tratos" y añadió que, eventualmente, habrían prescrito. Según la calificación provisional de la fiscal, la víctima, Christine Hedwig Lang, los sufrió en los 42 años de matrimonio.

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Muerta antes que asesinada

Ayer fue el día de los peritos. El psicólogo que atendió a la mujer con vistas a su posible ingreso en una casa de acogida relató que el marido pasó de la violencia física a la psíquica. "Se exacerbó en los últimos 10 años. Él solo le hablaba para gritarle", dijo. Le impidió acceder a la cuenta corriente común. La mujer vivía confinada en un dormitorio del domicilio familiar. "Solo podía ir a la cocina o al salón cuando él no estaba". Ni siquiera podía salir a las demás dependencias para limpiar si él permanecía en el domicilio. Y nada de ver la televisión u oír la radio.

El psicólogo relató que la fallecida tenía "un estado depresivo cronificado", algo "muy habitual" en las personas mayores que han sufrido maltrato durante mucho tiempo. Aconsejó a la mujer que ingresara en una casa de acogida. Ella lo rechazó con una pregunta: "¿Quién iba a cuidar a mis perros?". Lang "focalizaba sus carencias afectivas" en esos animales, según el experto. Además, le preocupaba que la estancia en el albergue le hiciera perder su trabajo de asistenta, del que, a los 66 años, dependía por carecer de pensión en España. "Tenía un sentimiento muy grande de desesperanza por su situación y por su futuro", dijo el psiquiatra.

Llegó el turno de los psiquiatras. Uno de ellos dijo que "creía" que el hombre actuó con enajenación mental y tenía miedo de convertirse en un mendigo cuando la mujer se divorciara.

La presidenta de la sala, María Tardón, le recordó que ese era un término jurídico y no médico. El otro psiquiatra descartó que el acusado evidenciara "trastorno previo o posterior" al crimen en la mujer.

Ocurrió el 23 de septiembre de 2008 en la pequeña finca rural que tenía la pareja en la localidad de Villanueva de la Cañada, a unos 30 kilómetros de Madrid. Allí se había refugiado ella, en una casa que era poco más que un cobertizo. Murió la víspera de que se celebrara la vista del divorcio. Su marido está acusado de haberle propinado 11 puñaladas con un cuchillo de cocina. Varias, como la que le segó el cuello, mortales de necesidad. "Me arrepiento y pido perdón", dijo él al concluir la vista.

Antonio Serrano Checa.
Antonio Serrano Checa.

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