Quique: "Traicioné a un hijo que ganó dos títulos"
Quique Flores decidió innovar en la caldera del Sánchez Pizjuán, un escenario peligroso para los inventos, y el Atlético se resintió tanto que lo pagó con la derrota más abultada desde que el Getafe le goleó en el Calderón en la última jornada de la temporada pasada (0-3), unos días antes de la final de Copa. "El cambio de sistema no nos ha funcionado y la culpa es mía", asumió toda la responsabilidad el preparador rojiblanco, que se ofreció como escudo del vestuario. "Cuando recuperamos el dibujo, lo hicimos mejor, pero antes el Sevilla aprovechó la oportunidad... Con unos mínimos de agresividad, el equipo habría funcionado de otro modo. Con cinco en el medio, fuimos más permeables que con cuatro. Pero, insisto, la culpa es mía. Se puede decir que he traicionado a un hijo que ganó dos títulos", reflexionó a su manera Quique, que defendió a Forlán de las críticas: "No hay debate. Es un grande. Si no está dando su mejor versión, ya la dará".
La expectación por el encuentro entre el técnico del Atlético y Gregorio Manzano tras las últimas palabras del entrenador rojiblanco se mantuvo hasta el último instante. Justo cuando iba a comenzar el encuentro, Quique abandonó su banquillo y se dirigió al del Sevilla. Allí abrazó sonriente a Manzano y apagó una polémica que él mismo había avivado un día antes disgustado por el análisis que el andaluz, entonces en el Mallorca, hizo del derbi entre el Madrid y el Atlético en el Bernabéu (3-2). "Para mí, no cambian las cosas. Debe haber cordialidad y compañerismo. Una cosa es el código ético y otra el cariño para los colegas. Le deseo todo lo mejor", expresó Quique, que comparte agente, Manolo García Quilón, con Manzano.
"Sinceramente, no esperaba que los jugadores respondieran como lo han hecho, a las mil maravillas", dijo con cierta sorpresa Manzano, que resaltó el ritmo que impuso el Sevilla: "Para llevar a cabo tanta intensidad es necesario estar bien colocados. Si no, incurrimos en la ineficacia".
