Elecciones en Venezuela
La oposición venezolana resucitó el domingo después de cinco años clínicamente muerta. El partido del presidente Hugo Chávez cosechó menos votos que la coalición opositora en las elecciones legislativas celebradas ayer, si bien logró mantener su mayoría en el Parlamento gracias a una ley electoral cocinada el año pasado para blindarse en el poder.
Un voto no es igual a un voto en Venezuela. Hay votos y votos. Votos suculentos -los que recolecta Hugo Chávez en los barrios que le son propicios- y votos escuálidos, que es precisamente como llama el presidente a los miembros de la oposición.
Las denuncias por corrupción contra miembros del Gobierno o del partido en el poder y el enfrentamiento del presidente Lula da Silva contra la prensa por ventilar estos asuntos marcan la recta final de la campaña brasileña a una semana de la primera vuelta. Lula ha sido muy duro con los medios de comunicación, acusándolos de "golpistas" y de no soportar que un obrero "haya llegado a la presidencia".
Sentada en su puesto de trabajo, cumpliendo labores administrativas en un céntrico hotel de La Habana, una joven con cara de lista y ánimo por los suelos -"de futura desempleada"- recibió ayer con humor negro la noticia de que el Gobierno de su país había subido la gasolina: "el que para carnero nace, del cielo le cae la lana".
El proceso de paz sigue vivo. Al menos hasta el 4 de octubre, día en que la Liga Árabe se reunirá para debatir si las negociaciones tienen todavía sentido, después de que el Gobierno israelí dejara expirar el domingo la moratoria impuesta sobre la construcción en los asentamientos.
Irán asegura que sus instalaciones nucleares están a salvo, pero ha reconocido que Stuxnet ha afectado al menos 30.000 ordenadores dentro de su territorio y continúa propagándose. Aunque el nombre suene a videojuego, se trata de algo mucho más peligroso: el primer gusano informático que ataca plantas industriales.
El presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, se enfrenta a un serio reto político interno. El desafío viene del alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, de 74 años, uno de los últimos dinosaurios de la época de Borís Yeltsin. Pese a las presiones desde el Kremlin, el veterano alcalde se resiste a dimitir por las buenas de su cargo (en el que lleva desde 1992) para dar a Medvédev la oportunidad de impulsar su propia política modernizadora y contra la corrupción.
El pleno municipal del Ayuntamiento de París aprobó ayer, por amplia mayoría, retirarse de la acusación en el caso de los empleos ficticios, un viejo asunto de corrupción que acosa al ex presidente de la República Jacques Chirac desde sus tiempos de alcalde de la capital de Francia, desde 1977 a 1995.