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Maniquí vestido de prostituta en una calle de Córdoba. / F. J. VARGAS
Acostarse en el césped de Marbella (Málaga), jugar con un avión de aeromodelismo en Sevilla, o mover a deshora los muebles en Granada tienen multa. Los Ayuntamientos andaluces han sucumbido al furor de las ordenanzas de convivencia, un cajón de sastre en el que cabe todo, incluidas la prohibición de mantener relaciones sexuales en la calle.
La marejada o el fuerte viento en el Estrecho de Gibraltar se cobran en ocasiones un altísimo precio. Las pateras pagan cara su inestabilidad y a menudo la travesía acaba en naufragio. Los tripulantes inmigrantes perecen ahogados y la playa ilustra la estampa más trágica.
A finales del siglo XVIII el gran humedal de Padul (Granada), que cuenta con una de las mayores turberas de la Europa meriodional, fue drenado y desecado en gran parte para el cultivo. Está situado a apenas 500 metros del núcleo urbano pero es un área de reserva del Parque Natural de Sierra Nevada que la actividad humana ha transformado.
La Real Academia de Medicina de Sevilla reúne incunables y joyas de la edición
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