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Reportaje:

Finlandia respira

La economía del país nórdico da síntomas de recuperación tras el deslpome del año pasado

Finlandia se suma lentamente a la recuperación económica que despunta en algunos países europeos. La economía nórdica ha elevado su PIB un 1,9% entre abril y junio, un dato que ha despertado las previsiones más optimistas en un país cuya economía retrocedió un 7,8% el año pasado, el desempeño más bajo de toda la Unión Europea (UE). Las estadísticas hechas públicas esta semana también han traído consigo otra cifra positiva: el PIB del primer trimestre ha sido revisado desde un 0,4% de caída hasta un alza del 0,1%.

En los dos últimos años, Finlandia ha afrontado la contracción del comercio exterior -uno de sus motores económicos- y el desplome de las inversiones. En 2009, las exportaciones se redujeron un 24,4% en un aparato productivo acostumbrado a que sus envíos crezcan a tasas del 6%, mientras la formación de capital bruto se desplomó un 13,4%. ¿Qué ha pasado? La recuperación ha tardado más en llegar a Finlandia por el carácter industrial de sus exportaciones e inversiones, un sector que ha despegado más lento que el de los bienes de consumo.

La industria tiene un despegue más lento que los bienes de consumo

El otro gran damnificado durante la crisis han sido sus finanzas públicas. Finlandia era hasta antes del derrumbe financiero mundial uno de los pocos países de la UE que podía presumir de mantener superávits sólidos en sus cuentas estatales. Este valor agregado se ha perdido debido a la reducción de sus ingresos fiscales y a las inversiones estatales emprendidas para solventar la crisis. ¿El resultado? Este año el déficit público podría superar el 3,3% según las previsiones oficiales después de que en 2009 el déficit fue del 2,4%, el primero desde 1997.

Estas cifras preocupan en la UE a pesar de que el Ejecutivo local ha presentado unos presupuestos que reducen en un 4% los gastos del año 2010. La Administración cree que manteniendo este nivel de gastos, introduciendo algunas reformas y manteniendo un crecimiento en torno al 2% podrían volver al superávit del 5% en 2014. La OCDE y el FMI ven estas previsiones con recelo y piden mayores reformas que puedan combatir el progresivo envejecimiento de la población finlandesa.

Para responder a estas demandas, el Gobierno trabaja en un proyecto para aumentar la edad de jubilación desde los actuales 63 años hasta los 65. No obstante, el grupo encargado de definir el alcance de esta propuesta ha tardado más de año y medio en hacer públicas sus conclusiones. Es por ello que el Ejecutivo busca fórmulas alternativas para aumentar la recaudación fiscal con alzas en los impuestos. En este sentido, un nuevo tributo que busca penalizar la emisión de carbono en los combustibles podría elevar en un 9% los ingresos presupuestarios con unos 700 millones de euros adicionales.

En tanto, las previsiones de crecimiento para este año son positivas. El Ejecutivo ha elevado sus pronósticos desde el 1,5% de comienzos de año hasta el 2%. En cualquier caso, el FMI cree que aún existen incertidumbres en la economía finlandesa relacionadas principalmente con la incapacidad de Finlandia para ofrecer soluciones al progresivo envejecimiento de su fuerza laboral y su impacto en las pensiones y en la productividad. En esta misma línea, las autoridades locales reconocen que el crecimiento potencial del país se ha recortado a la mitad -desde el 4% hasta el 2%- después de la crisis financiera mundial.

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