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CINE | La semana por delante

El primer color de Fellini

Tuvieron que pasar 15 años, nueve películas, para que Federico Fellini (Rímini, 1920; Roma, 1993) se decidiera a rodar en color. Hasta dicen que tomó LSD para inspirarse. Si por algo destaca Giulietta de los espíritus (1965) es por su expresividad cromática. Un ejemplo: el vestido de la protagonista, blanco en la aburrida vida real y rojo en la fantasía. Porque en el largometraje que siguió a la autobiográfica 8 y 1/2 se confunden el mundo cotidiano y la ensoñación.

Resumir el argumento (una mujer ingenua y feúcha sufre la infidelidad de su marido con una modelo) no le hace justicia a este despliegue surrealista de símbolos, en el que los vestuarios de Piero Gherardi (candidato al Oscar en 1967) y los decorados agitan las sensaciones. El filme -incómodo, a veces irritante, siempre sugerente- podrá verse en La Casa Encendida el sábado 21 a las diez de la noche.

La música de Nino Rota, el desfile de personajes excéntricos (videntes, prostitutas, forzudos, incluso un elegante José Luis de Vilallonga, que pontifica sobre la elaboración de una sangría) y la elegancia de los movimientos de cámara les sonarán a los seguidores del autor de Amarcord. También la presencia de Giulietta Masina. Por cierto, hay quien considera Giulietta de los espíritus una declaración de amor (muy particular) del realizador a su eterna musa y compañera.

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