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Entrevista:PATRICK ALFAYA | Director de la Quincena Musical de San Sebastián

"La educación musical es una base para crear sociedades avanzadas"

Patrick Alfaya está pletórico en su segundo año a cargo de la dirección de la Quincena Musical de San Sebastián. Se expresa con una vitalidad arrolladora cuando habla de proyectos y de valores musicales desde su despacho situado en uno de los cubos del Kursaal. Insiste en romper con los estereotipos de que la música clásica es cara y para un público incondicional. Quiere popularizarla y mirar más hacia Francia en busca de colaboraciones. Aunque en la 71ª edición de este año, los ojos de Alfaya están puestos en Rusia, país invitado.

Pregunta. ¿Cuál es su proyecto para la Quincena?

Respuesta. Me gustaría que siga asentada como ya lo está pero que crezca dentro de la sociedad donostiarra, que tenga más apego, y sobre todo, dentro de Guipúzcoa. Que fuera un festival aún más de toda Euskadi. Intentar crecer hacia Francia que es importante, no para hacer un festival que cubra varias ciudades, porque no hay presupuesto, pero atraer a los franceses. También queremos crecer hacia el público que no se suele acercar. Siempre hablamos de los jóvenes pero hay mucha gente que nunca ha venido a la Quincena porque cree que es muy cara y eso que hay entradas a 10 euros. Poder llegar a más gente.

"Debemos ser el primer festival de Europa en coproducir conciertos"
"Hay un problema para escuchar a gente joven, para ver lo que se mueve"

P. Hábleme de las sinergias entorno a la música.

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R. Hay que romper con las fronteras. Ser el primer festival de Europa que de verdad pudiera coproducir conciertos, que empecemos a ayudarnos los unos a los otros. Me gustaría hacer más cosas con otros centros musicales como Musikene, la Escuela Municipal, la Joven Orquesta de Euskadi porque todo está disgregado. Coordinarnos y rentabilizar presupuestos para hacer proyectos conjuntos. Por ejemplo, utilizar la semana que queda libre entre el Festival de Jazz y la Quincena para hacer un proyecto con orquestas fusionando jazz y clásica. Es una idea.

P. ¿Cómo se abre la Quincena a más público?

R. Nos rompemos mucho la cabeza con la desacralización de la música clásica pero hay una liturgia que tiene 300 años y no se busca que cambie, pero hay que acercarla a la gente joven y democratizarla más. Hay que buscar fórmulas para atraer al público. Se trata de romper con la idea de que la ópera, por ejemplo, es un espectáculo elitista donde hay una gran barrera económica.

P. La Quincena busca un equilibrio entre grandes estrellas y gente buena que está en un escalafón medio. ¿Por qué se habla tan poco de estos músicos?

R. Hay un problema actualmente, no sólo en Euskadi, sino en España para escuchar a gente joven, para saber lo que se está moviendo. España ha cometido un fallo terrible con la música clásica. Se ha invertido mucho dinero pero en lo que brilla; grandes orquestas, grandes intérpretes pero en educación se ha hecho poco. Aquí todo el mundo se ha pensado que en un pueblo de 2.000 habitantes hay que llevar a una eminencia y pagarle 50.000 euros. Ahora hay una recesión económica y no se pueden pagar esos cachés. Pero el público no lo ve, o es Cymerman o no va a los conciertos.

P. ¿Qué destacaría de la herencia de su predecesor José Antonio Echenique?

R. Me quedaría con todo. Pero destacaría el equibrio que ha logrado en tres décadas. Ha sido muy bueno equilibrando lo artístico. Sin un presupuesto altísimo ha conseguido buscar una calidad muy buena.

P. ¿Cuáles son la claves de la programación de este año?

R. Rusia. Cuando se cayó el muro en los noventa pensamos: ¡De aquí no vuelve a salir un Socolov! La escuela rusa sigue siendo potente. Denis Matsuev toca el piano como los ángeles con 30 años. A pesar de que ha habido estampidas de músicos, Rusia sigue generando buenos. Ha habido un renacer y el Gobierno se ha dado cuenta de que son buenos embajadores. También habrá más conciertos de música contemporánea. Lo que ocurre en San Sebastián no ocurre en otros sitios. Aquí la gente paga por escucharla cuando en Madrid la gente los hace porque los conciertos en el CMC [Centro de Música Contemporánea] son gratuitos.

P. ¿Cómo se diseña un programa?

R. Normalmente es un proceso incontrolable, pero es uno de los momentos más gratificantes. Diseño una idea en un folio en blanco, a veces con una temática o no. Este año es Rusia y en 2013 será la refundación de la ciudad porque se conmemoran los 200 años de su destrucción. Intento combinar lo conocido con la sorpresa. Hay que ajustar cachés, calendarios de artistas y pensar en las obras. Es un ensamblaje de ideas y posibilidades que van adelganzado en función del presupuesto.

P. ¿Le ha tocado lidiar batallas duras para ajustar artistas y cachés?

R. A los maestros les exigimos mucho pero a veces tienen que bajar de su Torre de Márfil. Tienen mucho ego pero yo lo entiendo. Se tienen que poner delante de cien músicos que muchos de ellos no entienden porque éste gana mucho más que ellos y no es fácil. Se dan situaciones tensas aunque hay mucho respeto. Como gerente he procurado tener buena relación con los directores que he trabajado pero algunos andan con muchas contemplaciones.

P. En alguna ocasión ha destacado la implicación de los ciudadanos vascos en la música.

R. La sociedad civil aquí es muy fuerte. Fíjate en los coros; el Easo, el Orfeón. No se puede esperar que todo venga del poder político. Pero que la propia sociedad genere y despolitice es lo que hay que hacer. En Euskadi la gente es activa y hay mucha cultura musical y respeto por ella.

P. Pero dice que no es tanta la educación musical.

R. La música no está presente en las escuelas. Cómo esperamos que algo avance en el mundo de la música, si la mayoría de los intérpretes y compositores se van fuera a formarse. Si un joven sale de la escuela sin saber quien es Shakesperare o Cervantes es un ignorante pero si no sabe quien es Bach es lo normal. La música juega un papel muy importante. Los Gobiernos tienen que hacer que la música esté más presente en las escuelas. En Venezuela, Abreu por ejemplo, ha conseguido una red educativa con un nivel muy bueno, no es exportable aquí pero es un modelo del que coger ideas. La educación musical es vital. Las explosiones creativas, la educación musical, son la base para crear sociedades avanzadas.

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