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Argentina pone nombre a los desaparecidos

Cerca de 9.500 víctimas de la dictadura militar no han sido aún identificadas

Soledad Gallego-Díaz

"Susana Martínez Wasserman, en este día en el que se cumplen 32 años de tu desaparición, tu hijo no te olvida". "Jorge Víctor Sznaider, desaparecido con 19 años, tus padres te recuerdan". Algunos diarios argentinos siguen publicando, día a día, desgarradoras esquelas que no comunican la muerte de alguien sino el cruel vacío de su ausencia.

Cerca de 9.500 casos de desapariciones siguen abiertos en el Instituto Argentino de Antropología Forense (EAAF), sin que haya sido posible encontrar los restos de los secuestrados y desaparecidos durante la dictadura cívico-militar (1976-1983). En los últimos años fueron exhumados cerca de 1.000 cuerpos, pero solo 350 han podido ser identificados: a veces los familiares se exiliaron o han muerto o, simplemente, no han sido conscientes de la importancia de donar muestras de sangre que puedan ser almacenadas en el EAAF; a veces, se trata de restos óseos muy deteriorados, cuyo perfil genético no encuentra equivalencia en los archivos de ADN, que aún son insuficientes.

En el EAAF nadie desiste. Cada nueva detención de un implicado en aquellos hechos puede facilitar una pista, ayudar a encontrar una nueva tumba "NN" (no identificados) en la que exhumar restos que puedan ser atribuidos a nombres concretos y calmar la angustia de esos padres o hijos que siguen publicando, tercamente, sus falsas esquelas. Cada nueva donación de sangre o de ADN de alguien que sabe que en su familia hubo un desaparecido incrementa la posibilidad de colocar una fotografía a las 650 bolsas que todavía siguen archivadas.

El último caso de identificación positiva se ha dado este mismo mes. En Melincué, al sur de Santa Fe, un grupo de estudiantes, animados por la maestra, realizó un trabajo de investigación sobre una tumba "NN" en el cementerio local. Poco a poco hallaron testimonios de algunas personas que recordaban lo ocurrido: el 26 de septiembre de 1976, un peón encontró, en un camino rural, los cuerpos acribillados a balazos de dos jóvenes, chico y chica, sin ninguna identificación. Nuevas investigaciones llevaron a recuperar el expediente del caso, protegido por un empleado judicial concienzudo, en el que constaba que las huellas digitales habían sido quemadas.

Finalmente, y en el marco del programa Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Desaparecidos, el equipo argentino de antropología forense aclaró el misterio: se trataba del joven francés Yves Domergue, de 22 años, secuestrado en Rosario, y de Cristina Cialcerta Marull, de 20, nacida en México pero hija de un antiguo edecán de Perón. El único hermano de Yves que sigue en Argentina, Eric, de 54 años, declaró a Página 12: "Después de 34 años de desgracia, sentimos alivio". Su padre fue el fundador de la Comisión de Familiares de Franceses Desaparecidos en Argentina y Uruguay, 18 jóvenes de los que nunca se volvió a saber nada.

El EAAF realiza aún trabajos de exhumación de cuerpos encontrados en el conurbano que rodea Buenos Aires, en Santa Fe, Mendoza y Tucumán, áreas en las que existió una feroz represión. Entre los restos que se analizan figuran los descubiertos en 1984 en el cementerio de Rafael Calzada, localidad próxima a la capital federal. Según el periodista Adrián Pérez, el laboratorio de inmunogenética recibió hace dos años 600 muestras de esqueletos que fueron remitidos a un laboratorio de Virginia (EE UU) donde son contrastados con más de 6.000 muestras de sangre de familiares de desaparecidos. Hasta ahora han sido identificadas 120 personas.

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