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Reportaje:CON FALDAS Y A LO LOCO BILLY WILDER

Personajes de delicia

En Con faldas y a lo loco, como muchas veces en la vida, nada es lo que parece. Me encanta cómo empieza: esa música de jazz que te pone contenta, y cómo te sitúa sin palabras: Chicago, 1929. Y aparecen unos personajes que, para sobrevivir, utilizan el disfraz y la improvisación.

Jack Lemmon es de los actores más geniales, precisos, libres y orgánicos y que más les gusta actuar que he visto en mi vida. A Tony Curtis es una delicia verle en los momentos en que, vestido de mujer, aparece el hombre, completamente enamorado, que escucha los deseos de la mujer que quiere y los hace realidad con un segundo disfraz. Y esa Sugar Kane [Marilyn Monroe] que deja de beber cuando la quieren… Y los demás: Sweet Sue y las chicas sincopadas, Beinstock, Osgood (un desgraciado con una madre terrible), Botines Colombo y sus abogados…

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Billy Wilder adoraba a los actores y les dejaba probar siempre cosas nuevas: "No me lo expliques, hazlo". Me hace gracia pensar que, después de una lectura de guión, alguien le dijera a Wilder que la risa y la sangre no casaban bien. Y que, después de una primera proyección con público, un jefe del estudio le aconsejase qué debía cortar y qué no. Esto también es comedia.

Y ese final en el que nadie se sorprende por nada, rumbo a Nueva Caledonia… Con faldas y a lo loco es perfecta.

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