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Objetivo: zafarse de 7.000 viviendas

La nueva caja fruto de la suma de las tres nace con una cartera inmobiliaria valorada en 1.525 millones de euros que, traducidos a viviendas, vienen a ser 7.000 pisos, según explicó ayer Adolf Todó. En lo que va de año, se han alquilado 1.050, mientras que las ventas conciernen a poco más de 600. Estos activos inmobiliarios, con los que la entidad mantiene agitado el plano mercado inmobiliario, se los han adjudicado las tres cajas protagonistas de la fusión por las dificultades de cumplir con los compromisos de pago por parte de clientes que los tenían hipotecados. Agregadas, la proporción de créditos de devolución dudosa de las tres cajas arrojaban hasta marzo una tasa de morosidad del 5,3%, pero el nivel de cobertura de esa mora, uno de los principales caballos de batalla de las entidades financieras en esta crisis, es mucho más elevado que la media del sector gracias a la fusión: el 96%, frente a la media del 54% de los bancos y el 55% de las cajas.

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Una caja con vocación de 'botiguer'

La obra social ascenderá a 38 millones este año, el 30% menos que los recursos destinados a ella por las tres cajas en 2009. La entidad intentará "hacer más con menos", dijo.

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