_
_
_
_
_
Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Los Beatles de las antípodas

Los neozelandeses Crowded House facturan un concierto impecable

Una suposición perfectamente indemostrable: si los Beatles se fundaran ahora mismo en los remotos territorios de nuestras antípodas, sonarían muy parecido a como lo hacen Crowded House. Este otro cuarteto, el de Neil Finn, también arma las canciones como si fueran piezas de orfebrería; encaja estrofas y estribillos con precisión asombrosa, despliega sus argumentos sin recurrir a la ramplonería ni la evidencia. Parece sencillo, porque suena bonito, directo y natural, pero está solo al alcance de unos muy pocos talentos privilegiados. Y el de Finn, sin duda, figura en la nómina.

Puestos a perdernos el toque celestial de Iniesta, que fuera por una buena causa. Y un concierto de Crowded House justifica el reventón de público en la Heineken, la abstinencia balompédica y lo que sea menester. No por su dimensión escenográfica, en verdad: esa ambientación a base de setas, conejos, ositos y cervatillos parece extraída del catálogo de dormitorios infantiles de Ikea.

Cuando Neil Finn rompe la voz se nos aparece el mismísimo McCartney

El bigote que se ha dejado crecer Neil Finn puede que también mereciera revisión por parte del estilista. Pero lo sustancial no solo permanece, sino que se expande; sobre todo porque este neozelandés canta sustancialmente mejor ahora, a los 52 años, que en sus tiempos mozos. Matiza y modula como muy pocos, abarca del susurro al falsete y cuando rompe la voz, cielos, se nos aparece ante los ojos el mismísimo McCartney.

Tras un paréntesis fastidioso y el suicidio del batería original, Crowded House regresaron a la carretera hace un par de temporadas y ahora ratifican su vigencia con Intriguer, un disco absorbente, denso, prodigioso y, por seguir la estela beatle, ligeramente psicodélico. No sabemos si canciones como Saturday sun o Twice if you're lucky sonarán dentro de una década en M-80, aunque lo merecerían. Pero cuando llegan los momentos karaoke -y el primero, con Fall at your feet, arribó enseguida-, prende la locura. Finn aprovecha el filón y pone a tararear a toda la concurrencia. Incluso con Isolation, una de las nuevas.

El mayor problema de Crowded House estriba en que sus canciones son bastante más conocidas que la marca. Muchos de quienes digan no conocerlos podrían corear Don't dream it's over o Weather with you de principio a fin. Pero como buenos seguidores de Macca, conste que también saben guitarrear: hínquenle el diente a Distant sun, It's only natural o Locked out.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Al margen de algún pasaje más oscuro y experimental, el concierto de anoche resultó enardecedor. Revitalizante. El seguidor que en primera fila ondeaba una bufanda de los All Blacks, el equipo neozelandés de rugby, seguro que piensa parecido. Los Beatles son mejores que Crowded House, claro, porque descubrieron lo mismo mucho antes. Pero los segundos cuentan con un batería enorme, Matt Sherrod, y, lo mejor de todo, se han vuelto a reunir después de su disolución. Esa suerte tenemos.

Neil Finn, líder de Crowded House, durante su actuación en la sala Heineken.
Neil Finn, líder de Crowded House, durante su actuación en la sala Heineken.SANTI BURGOS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_