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Reportaje:

Danza por la integración

Una compañía de bailarines con síndrome de Down actúa mañana en el Arriaga - Han grabado un documental que se emitirá en cines

Muchos sueños se cumplieron ayer en el Teatro Arriaga. Los de Ana, Mikel y Alberto, tres de los integrantes de la compañía de danza Despertar los Sentidos, un grupo formado por una quincena de jóvenes con síndrome de Down o discapacidad psíquica y sensorial. Mañana se subirán a las tablas del Arriaga con un pequeño adelanto del espectáculo Barreras, uno de los montajes de la compañía. Además, se proyectará el documental Simplemente, protagonizado por los propios bailarines y producido por Lotura Films.

"No sé que decir". Ana, con mucho desparpajo, feliz y sin titubeos, saltó al ruedo de los micrófonos sin nervios. "A ver. Tengo que darle las gracias a mi madre y a Sarah [la responsable del proyecto] y a mí misma. Muchas gracias. Y si queréis algo más...". Y detalló junto a sus compañeros, sin reparos, cómo ensayan sus próximos proyectos y el espectáculo de mañana. Una coreografía en la que los bailarines, metidos en sacos y con máscaras, interpretan las dos caras de su realidad; la exclusión y cómo acabar con ella.

El proyecto nació para demostrar que con el baile cualquiera se puede comunicar
El largometraje recoge el día a día de los integrantes de la compañía

La bailarina Sarah Ramírez es la artífice del proyecto. La compañía nació en 2001 con el objetivo de demostrar que el baile es un lenguaje universal con el que cualquiera puede comunicarse. Con tantos frentes abiertos como proyectos (Ana cumplirá otro de sus sueños en mayo: bailar flamenco en Italia), Ramírez reconoció que estos nueve años de periplo no han sido fáciles. "Sólo trabajamos con profesionales". Era la cantinela que ha escuchado en numerosas ocasiones. Demasiadas puertas cerradas sin ni siquiera poder explicar su proyecto. "Yo soy profesional y que trabaje con personas que tenga discapacidad no quiere decir que no sean profesionales. Muchos han venido a nuestros espectáculos pensando que iba a ser un final de curso, en plan cachondeo, sin organización. Cuando han visto el espectáculo nos han dado la enhorabuena", explicó.

El que no dudó fue John Andueza, uno de los responsables del documental. Acompañó a lo largo de un fin de semana de acampada a los integrantes de la compañía para recoger lo cotidiano, su día a día. "Volvimos con una maleta cargada de historias". Cerca de 48 horas de grabación en bruto, sin guión, ni argumentos, sólo con la espontaneidad de los bailarines y por supuesto su universo; la danza. "¿Danza? Para mí significa todo mi mundo, y toda mi vida. En ella nací, en ella moriré y viviré llena de orgullo por haber conocido a Sarah y John", apostilló Ana.

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El documental, de 80 minutos de duración, todavía no ha llegado a las salas comerciales. Algo que sus impulsores esperan que se produzca a finales de abril, cuando termine la promoción del documental en teatros como el Arriaga y otros de Madrid y Barcelona, los próximos destinos.

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