Vitoria atribuye su falta de liquidez al retraso de Madrid en aprobar la deuda

La estricta vigilancia financiera que ha impuesto el Gobierno central a las autonomías está provocando un atasco en la aprobación de los planes de endeudamiento de las diversas comunidades.

Las dudas temporales que generó la economía española en los mercados internacionales y la posibilidad de que sus emisiones de deuda dejaran de tener la máxima calificación, -con el encarecimiento y pérdida de prestigio asociados- ha hecho que las autorizaciones de emisión regionales tengan que esperar a un análisis global de los planes financieros de todos y cada uno de los solicitantes.

El Gobierno vasco tiene previsto autorizar hoy un crédito puente de 600 millones de euros para solucionar un "agujero" temporal que ha dejado la caja vacía, debido al retraso del Ejecutivo central en la aprobación de una parte de las emisiones de deuda de 2.050 millones previstas en los presupuestos para este año. El Gobierno central, en ese marco de contención del endeudamiento general, está cuestionando al vasco en torno a 150 millones de los 2.050 solicitados. Fuentes de Lakua indicaron ayer que "es muy injusto" que se esté cuestionando esa cantidad, cuando las finanzas vascas están en una muy buena situación, con apenas el 3,8% de deuda viva sobre PIB, si se autorizan los 2.050 millones. En teoría se están autorizando deudas de hasta el 10% sobre el PIB.

"El crédito puente de 600 millones no generará más gastos", asegura el Gobierno

Una negociación que las dos administraciones mantienen abierta y que esperan resolver en breve en el marco de las comisiones bilaterales. El crédito de 600 millones a corto "no generará más gastos" que la emisión de deuda a largo, indicaron ayer desde el Ejecutivo. Será cancelado con alguna de las emisiones de deuda, en el momento en el que la administración central las autorice.

Las cuentas públicas ya contemplan la posibilidad de emitir créditos a devolver en menos de un año, para cubrir necesidades transitorias de tesorería.

Fuentes del Gobierno indicaron, no obstante, que aunque las cuentas vascas van a estar sometidas a tensiones hasta más allá de 2012, el problema de tesorería es puntual. "El auténtico problema es el descenso de la recaudación de tributos, del 15,9% en 2009 y la herencia del Presupuesto de 2009 que elaboró el tripartito" nacionalista.

Aquellas cuentas fueron construidas con unas previsiones de crecimiento equivocadas y su ejecución "generó una espiral de gasto de difícil contención", indicaron desde el Gobierno. Una espiral que llevó al tripartito (PNV-EA-EB) a emplear 1.243 millones de los 1.625 de remanentes que tenían a finales de 2008, en los cinco meses de 2009, hasta que las elecciones provocaron el cambio de Gobierno. Cuando el Ejecutivo de Patxi López tomó posesión, los remanentes de tesorería que había en las arcas públicas habían encogido desde los 1.625 millones hasta los 382. El tripartito, también acuciado por la caída de ingresos, echó mano en su última etapa de 1.243 millones para cuadrar las cuentas, financiar varias ampliaciones de crédito en sanidad y educación, dotar con urgencia al Instituto Vasco de Finanzas, y para un fondo de imprevistos.

El consejero de Hacienda, Carlos Aguirre, acusó el pasado vienes al PNV en el Parlamento de dejar una contabilidad envenenada, con unas previsiones alejadas de la realidad que unidas a la caída de recaudación, han complicado mucho la situación. El único buen dato es que la deuda sobre el PIB estaba en el 1,3%, lo que ha permitido incrementar un 2,5%, hasta el 3,8% actual.