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Reportaje:

Fuera de las rutas trilladas

El festival Zemos98 apuesta por incidir en lo local en su 12ª edición

Sevilla no es sólo la ciudad llena de monumentos por la que pasean miles de turistas con planos y guías. Ni tampoco es sólo el territorio de una Semana Santa que se paladea a lo largo del año con ensayos y preparativos. En Sevilla hay también espacios destinados a las formas culturales más rompedoras, a actividades que oscilan en el filo de la navaja y que buscan salirse de las rutas trilladas.

El Festival Internacional Zemos98, que comenzó ayer, es un ejemplo de una voluntad que corre como un río subterráneo por debajo de la Sevilla más visible. La prueba de la fortaleza de esta iniciativa es que este año cumple su 12ª edición. Y lo hace con un ramillete de propuestas que van desde los conciertos y los espectáculos hasta las proyecciones, las obras de teatro y las conferencias. Pero Zemos98 efectúa este recorrido artístico a través de formas híbridas que pretenden romper fronteras conceptuales, que intentan crear un lugar poroso que disuelva las divisiones más abruptas entre los creadores y el público.

El certamen intenta romper fronteras entre los creadores y el público
Una red capilar de propuestas artísticas se extiende por Sevilla

El festival, que concluirá el 21 de marzo, tiene su sede en el Centro de las Artes de Sevilla (Torneo, 18). Con todo, Zemos98 extiende su vocación en una red capilar que toca lugares tan variados como el Centro Vecinal Pumarejo, el Mercaíllo del Jueves de la calle Feria, el Teatro Alameda o la Universidad Internacional de Andalucía, entre otros.

Pura coincidència, la obra de Roger Bernat que abrió ayer el festival, traza algunas de las líneas maestras de Zemos98. Este espectáculo busca corredores que alivien la ruptura entre el autor y los espectadores. "Es una obra que casa muy bien con nuestra idea de transgredir los papeles entre los consumidores y los agentes que producen contenidos. Es una obra que juega con el azar y la posibilidad del error porque el público no sabe lo que va a encontrar", explica Sofía Coca, integrante del equipo de coordinación del festival.

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La obra de Bernat es, pues, un síntoma de un certamen que este año utiliza un lema sugerente como divisa: "Microbios, seres vivos diminutos". "Al hablar de microbios lo hacemos de agentes culturales pequeños que siguen unas dinámicas de tipo micro. Es también una manera de representarnos a nosotros mismos. Es una propuesta que nos hace darnos cuenta de que debemos incidir en lo local. Lo micro es muy sugerente. Tenemos la micropolítica, la microhistoria...", señala Coca.

Entre las actividades de Zemos98 figura hoy un concierto que intentará fundir experiencias sonoras, circo y teatro en el Centro de las Artes de Sevilla. Una conferencia-performance de Miquel Noguera completará la jornada de hoy en la sede del certamen. El taller Migrantas centrará su trabajo en la identidad y el diálogo intercultural mañana miércoles en el Centro Vecinal Pumarejo. Y varios artistas desarrollarán al día siguiente su labor con una intervención en el Mercaíllo del Jueves, el rastro más antiguo de la ciudad (su origen se sitúa en la Edad Media).

La sede del festival parecía ayer un mar de camisetas colgadas. Junto a ellas había carteles con ideas que trataban de quebrar los lugares comunes y que rezaban cosas tales como "No quiero aprender. Quiero desaprender" o "Uso diferente de la tecnología para incidir en la educación". Una grada con sillas plegables ocupaba el centro de una sala junto a una pantalla al fondo. En los tendederos flameaban camisetas nuevas de colores y otras con dibujos de Tintín, las siglas de la extinta Unión Soviética o una inscripición -"La liga de los olvidados"- que contrastaba con un fondo negro.

"Queremos poner focos sobre las historias anónimas que conforman la identidad de la ciudad. Nos fijamos en la ropa como rastros de vida que tienen una historia y que se pueden compartir. Queremos emular los zocos de intercambio de ropa, el trueque, la economía del cambio. La gente podrá llevarse la ropa a casa como colofón del festival", detalla Coca.

El certamen sevillano -su web es www.zemos98.org/festival- suple este año con imaginación los zarpazos de la crisis económica. El presupuesto de esta edición se eleva a 150.000 euros (el año pasado fue de 200.000 euros). "La Administración no está siendo operativa a la hora de facilitar los recursos", se lamenta Pedro Jiménez, integrante del equipo de coordinación del festival, que está concertado como programa del Ayuntamiento y que cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura y la Junta. Pese a todas las dificultades, el entusiasmo de los que hacen Zemos98 sigue vivo este año.

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