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Los unionistas retrasan el acuerdo en Irlanda del Norte

El ala más dura del partido busca el apoyo del conjunto de los protestantes

La posibilidad de que los partidos de Irlanda del Norte se pongan por fin de acuerdo para acabar la actual crisis política parece ya depender sólo de que la cúpula del Partido Democrático Unionista (DUP, en sus siglas inglesas) consiga el apoyo del conjunto de la formación a los acuerdos frenéticamente negociados en la última semana con el Sinn Fein.

Ayer se llegó a dar por seguro el acuerdo y la inmediata presencia en Belfast de los primeros ministros de Irlanda y de Reino Unido. El irlandés Brian Cowen canceló un viaje a Madrid, donde tenía previsto almorzar con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Y el jefe del Foreign Office, David Miliband, llegó a decir en los Comunes a preguntas de un diputado que Gordon Brown estaba en el Ulster. Pero tuvo que desmentirse a sí mismo de inmediato cuando sus ayudantes le hicieron llegar una nota. "Aunque me habían informado de fuente fidedigna que el primer ministro estaba camino de Belfast, ahora se sabe que no está yendo a Belfast porque la situación en el... por varias razones en las que no voy a entrar", rectificó Miliband.

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Esas varias razones parecen concentrarse en los recelos hacia el acuerdo que aún parecen tener los sectores más duros del DUP, después de que el partido pasara horas debatiendo las propuestas que hay sobre la mesa para transferir a la Asamblea de Irlanda del Norte las competencias sobre Interior y Justicia y renegociar el sistema que regula las conflictivas marchas anuales de las órdenes orangistas protestantes.

Pasadas las seis de la tarde, el líder del DUP, Peter Robinson, declaró que "sigue habiendo cuestiones por resolver" y aseguró que los partidos, junto a los representantes de los Gobiernos, seguirían negociando por la noche. Está por ver el calibre de las reticencias unionistas y si éstas pueden o no llevar al fracaso de las negociaciones. Entre los problemas está el empeño del DUP en que los acuerdos sean ratificados por toda la comunidad unionista.

El escenario de anoche era optimista si se compara con las catastróficas perspectivas de hace una semana, cuando el DUP parecía cerrado en banda y el Sinn Fein al borde de abandonar el Gobierno autonómico. La perspectiva de una profunda crisis obligó a Brown y Cowen a viajar de urgencia a Belfast hace ahora ocho días y fijar un ultimátum, que se superó el viernes, aunque se siguió negociando. Tras más de 100 horas de reuniones, el acuerdo parecía anoche posible y podría anunciarse hoy. Pero en Irlanda del Norte nada es imposible.

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Si hubiera acuerdo, lo más probable es que la transferencia de Interior y Justicia entre en vigor en mayo. Si no hay acuerdo, el Sinn Fein podría retirarse del Ejecutivo autonómico y provocar elecciones anticipadas. En teoría, Londres no tiene poderes para aplicar la tercera opción: una nueva suspensión de la autonomía. Pero siempre puede instar al Parlamento a que legisle con urgencia para recuperar esos poderes.

Peter Robinson, líder del Partido Democrático Unionista, el viernes durante una pausa en las conversaciones.
Peter Robinson, líder del Partido Democrático Unionista, el viernes durante una pausa en las conversaciones.AP

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