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Reportaje:Laboratorio de ideas | Breakinviews.com

Difícil tesitura

La alianza entre Telefónica y Telecom Italia parece hoy poco probable

Año nuevo y nueva ronda de especulaciones de que Telefónica podría comprar Telecom Italia. Desde que el operador de telecomunicaciones español optó por una participación minoritaria indirecta en su igual italiano en 2007, cada pocos meses circulan rumores que no tardan en desaparecer entre rápidos desmentidos. El último alboroto ha sido un tanto intenso, pero parece que también empieza a amainar.

Los accionistas italianos parecen dispuestos a alcanzar un acuerdo. Según Bloomberg, Marco Fossati, uno de los mayores accionistas de Telecom Italia, ha pregonado a los cuatro vientos los "beneficios industriales" que acarrearía una fusión entre ambas empresas y ha dicho que hasta podría aceptar las acciones de Telefónica. Puede que otros inversores de Telecom Italia estén también más abiertos a una transacción de este tipo debido a la frustración por los pésimos resultados obtenidos por el grupo. Hace cinco años, una acción de Telefónica equivalía a cinco acciones de Telecom Italia. La proporción actual es cerca de uno a 16.

La combinación tiene algo de lógica. El grupo ampliado estaría mucho mejor situado en mercados emergentes como el brasileño. Telecom Italia, número tres de los operadores de móviles en el país carioca, ha tenido que restringir sus inversiones debido a su deuda de 35.000 millones de euros.

En cuanto a Telefónica, su única baza en este mercado de rápido crecimiento de la telefonía móvil es una empresa conjunta con Portugal Telecom. También habría sinergias en Italia. Los dos han ahorrado ya unos 400 millones de euros en costes anuales mediante adquisiciones conjuntas. La dirección de Telefónica podría sacarle más jugo al escaso margen del negocio nacional que obtiene Telecom Italia.

Sin embargo, aunque algunos accionistas de Telecom Italia empiezan a ver con buenos ojos la idea de una fusión, no está claro si el mayor obstáculo para llegar a un acuerdo -la política italiana- ha experimentado algún cambio. Al primer ministro, Silvio Berlusconi, no le convence el trato. Y aunque las telecomunicaciones sean un negocio estrictamente regulado en todas partes, Telefónica recelaría si Roma se inmiscuye en la parte italiana de la empresa ampliada. Más concretamente, se opondría a la insinuación tantas veces discutida de que Telecom Italia se reservaría su red de línea fija y la abriría a otros inversores.

Miguel Sebastián, ministro español de Industria, ha pedido más "reciprocidad" después de que Madrid dejara que la italiana Enel se hiciera con el servicio público más grande del país, el control de la eléctrica Endesa. El grupo de televisión Mediaset, controlado por Berlusconi, también es dueño de la principal empresa de radiodifusión de España. Pero hasta que la reciprocidad no sea un hecho -y sigue sin haber un signo claro de que vaya a serlo-, un acuerdo entre Telefónica y Telecom Italia parece bastante improbable.

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