_
_
_
_
_
Entrevista:MIGUEL ÁNGEL LOTINA | Entrenador del Deportivo | 20ª jornada de Liga

"No sé si aguantaría lo que aguanta Pellegrini"

Las lágrimas de Miguel Ángel Lotina (Meñaka, Vizcaya; 1957) tras la lesión de Filipe ofrecen pistas sobre la naturaleza de un entrenador que ha conseguido tejer con sus jugadores sentimientos que trascienden lo profesional. "Nunca había llorado por un futbolista", confiesa. Algunos confunden su aire meditabundo con tristeza, pero en la corta distancia es un ameno conversador, un tipo que habla y escucha, cualidad con la que ha seducido a un vestuario que afronta bajo mínimos el reto de que el Deportivo frene, un año más, y van 18, al Madrid en Riazor.

Pregunta. ¿Cómo les afectan las bajas y, en especial, la última, tan traumática?

Respuesta. Tenemos la ventaja de estar bien clasificados, pero me preocupa el estado emocional de la plantilla. Debemos dar un paso adelante. No en temas tácticos, sino en personalidad. No podemos dejarnos caer. Tenemos que seguir vivos hasta que empecemos a recuperar gente.

El Depor es así: si uno o dos jugadores dejan de ayudar, el conjunto se resiente"
"Valerón necesita estar fresco. Si juega dos partidos seguidos, nota el cansancio"
Más información
Cuando Raúl era del Atlético
Pellegrini: "No creo en campos malditos"

P. ¿Cabe hablar de milagro o de bajón de nivel? El Deportivo ha finalizado la primera vuelta con tres puntos menos que hace 10 años, cuando fue campeón. Y está a 15 del líder, el Barça.

R. El nivel ha bajado. El Athletic ganó al Madrid en San Mamés y fue una sorpresa, algo insospechado hace años. Pero tenemos mucho trabajo detrás y la tranquilidad que nos da la directiva. No percibimos dudas sobre nuestra labor y eso llega a los jugadores.

P. ¿Tiene más mérito ser quinto ahora o tercero con Mauro Silva, Fran y Makaay?

R. Ser quintos ahora. El Depor fue subcampeón y aquí no se celebró. Yo quedé cuarto con el Celta y Vigo fue una fiesta. Creo que, si llegamos este año a Europa, la afición lo celebraría porque ha asumido el cambio de objetivos de manera admirable. Hace dos años teníamos a gente como Coloccini, Lafita o Wilhelmsom.

P. ¿Y ahora qué tiene?

R. Un buen sistema defensivo, con muchas ayudas. Es la clave. Tenemos atrás las mejores individualidades y arriba gente con futuro como Adrián o Lassad.

P. Delanteros sin gol.

R. Están en formación. Adrián es más un segunda punta, frío, talentoso. Le exigimos finalizar, pero es que no tenemos otro.

P. ¿Cuál es el papel de Valerón?

R. Necesita estar fresco para ser importante. Ahora mismo, si juega dos o tres partidos seguidos, nota el cansancio.

P. ¿Puede integrar en su equipo a un futbolista que no defienda por mucha capacidad que tenga para dar un pase de gol?

R. Hoy en día, es difícil. Somos un equipo de ayudas. Si uno o dos dejan de ayudar, el conjunto se resiente.

P. La gente quiere ver más a Valerón, pero, en general, es bastante respetuosa con su labor. ¿Siente el aprecio de la afición?

R. Sí. En todos los equipos en los que estuve lo he sentido. Quizá en el Celta, cuando llegué, esperaban a un entrenador mediático y llegó Lotina, de Osasuna, y no lo entendieron. Al final, me hicieron un homenaje precioso. En A Coruña me aceptaron muy bien desde el primer día.

P. Sintieron que era un segundo Irureta.

R. Me gusta la comparación. Él trabajaba de manera más individual y yo en grupo, pero tenemos bastante en común. Somos vascos, con una educación y una cultura similares. Soy de Meñaka, un pueblo entre Gernika y Bermeo que en el centro tiene el frontón, dos bares y el Ayuntamiento. El resto son caseríos desperdigados. Allí estuve hasta los 21 años.

P. ¿Cómo es la vida allí?

R. Cuidar vacas y trabajar el campo. He crecido viendo la tenacidad de mis padres y no entiendo que se menosprecie a los que somos de pueblo. Ese aprendizaje es fundamental y en la ciudad no lo tienen.

P. ¿Cómo se hizo futbolista?

R. Nadie en mi famila lo era. Ni siquiera en Meñaka hubo nunca un futbolista. Pero a mí me encantaba jugar. Con ocho años fui a un colegio de frailes y allí vieron que era uno de los mejores.

P. ¿Qué cualidades tenía?

R. La mejor definición la hizo una vez un compañero que dijo: "Lotina le pega fatal con la derecha y con la izquierda, es lento, tampoco va de cabeza, pero cerca de la portería le pega bien con las dos piernas, es rápido y de cabeza va de escándalo". Era un delantero listo en el área.

P. Cómo técnico, ¿también es listo?

R. He tenido que aprender porque, si no, no estaría en Primera. He cambiado en la forma de entrenar. Ahora está todo más estructurado, con objetivos claros en lo táctico, lo físico o lo psíquico. Los entrenadores ahora son muy estudiosos. El ex jugador que alineaba y pegaba cuatro gritos ya no tiene cabida.

P. ¿Cómo mejora su formación un entrenador? En otros deportes, como el baloncesto, se estilan los clinics, pero en el fútbol no hay esa cultura de compartir.

R. Me encanta decir lo que hago y cómo lo hago, dar charlas... No siempre encuentro reciprocidad, pero he mejorado aprendiendo a conocerme, sabiendo dónde fallo y en qué soy fuerte.

P. ¿Cuáles son sus fortalezas?

R. Tácticamente, veo muy bien los partidos y me encanta trabajar todas las circunstancias que pueden presentarse. Otra cosa son los aspectos del trabajo diario o preparar los partidos, para lo que no he tenido escuela, pero tengo un gran ayudante, José Luis Ribera. También en lo psicológico llegó un momento en el que pensé que no era un buen motivador, que no llegaba a ser un líder, y por eso recurrí a un psicólogo deportivo. Un entrenador necesita ganarse el respeto de sus jugadores.

P. Hay equipos que han ganado sin respetar a su técnico.

R. Sí, y sin trabajar tácticamente, pero porque el fútbol no es el balonmano o el baloncesto.

P. No se puede sistematizar.

R. Algo, sí. Incluso las jugadas de ataque. Todos lo hacemos un poco. El que más, el Barça, pero nadie les neutraliza por su calidad. Tengo diseccionada su manera de atacar. Lo que pasa es que cuando les cierras de una manera abren otra.

P. ¿Y el Madrid?

R. Está en ello. Nosotros, también. El Madrid se está conjuntando porque empezó jugando con seis atrás y cuatro delante y así ni se ataca ni se defiende. Ahora ocupa mejor los espacios.

P. ¿Hay detrás un trabajo de entrenador?

R. Sin duda. Además, la exigencia que tiene Pellegrini es tremenda. Le piden que juegue uno u otro y lo está sabiendo llevar. Yo no sé si sabría. Igual no tendría que cambiar el qué, sino el cómo, porque en los equipos grandes importa el mensaje. No me gustaría vivir algunas situaciones que le rodean. Quiero ganar títulos, pero también sentirme a gusto.

P. ¿Se vende mal?

R. Igual, sí, pero es que aquí estoy encantado. No me traen fichajes, pero me hablan claro.

P. ¿No le da pena tener al equipo arriba y que no haya recursos para darle un pequeño empujón?

R. Sí. Pido refuerzos, pero el presidente me dice: "Tranquilo, haz lo que puedas". Son dos mensajes. Por una parte, "tranquilo, no hay exigencia de quedar entre los cuatro primeros"; por otra, "haz lo que puedas", es decir, que no hay posibilidades de fichar.

P. ¿Ni siquiera tras la lesión de Filipe le van a traer un lateral zurdo?

R. Lendoiro sabe que queda media Liga y no tenemos jugadores en ese puesto. Está la opción de Del Horno. Vamos a esperar hasta el lunes a ver si es posible.

P. ¿Seguirá en el Depor la temporada que viene? No parece tan animado como hace un año.

R. Estoy más preocupado, sí. La Primera es muy complicada y lo que no quiero es meterme en líos. Me gustaría tener una plantilla competitiva, saber que si se va gente se va a fichar, porque eso de jugar con cinco chavales de la cantera está muy bien, pero estamos trabajando con un filial que el año pasado descendió a Tercera. Escucharé al club y tomaré una decisión, pero... ¡estoy tan a gusto aquí! Me fastidiaría irme.

Miguel Ángel Lotina, en el banquillo de Riazor.
Miguel Ángel Lotina, en el banquillo de Riazor.EFE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_