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Tribuna:ANÁLISIS
Tribuna
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El compromiso es de todos

Euskadi siempre ha estado a la cabeza de las transformaciones económicas de este país. Es por eso que no alcanzo a comprender la apatía y la aparente desidia a la hora de poner en marcha con valentía y convicción aquellas herramientas que puedan ayudarnos a combatir mejor los agudos efectos de esta crisis global que está afectando a la supervivencia de muchas empresas y al deterioro del bienestar de numerosos ciudadanos y ciudadanas. No me cabe la menor duda de que una de estas herramientas, posiblemente la mejor a nuestro alcance, tiene que ver con el proyecto aparcado de integración de las cajas de ahorros vascas.

Como presidente de Caja Vital Kutxa me veo en la obligación de salir al paso para volver a reivindicar con más fuerza que nunca la creación de una Gran Caja Vasca, desde los principios que inspiraron los acuerdos de 2005 entre los entonces presidentes de las entidades financieras del país. Hablábamos de la creación de un holding económico-empresarial, respetuoso con la realidad sociológica y con la personalidad de cada uno de los tres territorios. Una iniciativa sustentada en un compromiso exclusivamente empresarial, de construcción de país y en beneficio de los clientes y de la sociedad.

Todos los empresarios de Euskadi han apostado por la integración de las cajas. ¿Para qué esperar?

Las cajas vascas se encuentran entre las más solventes, seguras y capitalizadas del sistema español, lo que les está permitiendo afrontar la crisis en mejores condiciones que otras. Es verdad que tenemos margen para reaccionar, aunque no demasiado, porque el tiempo es un bien fungible y escaso. Haríamos un pésimo ejercicio de autoengaño si no reconocemos que, a efectos planetarios, nos encontramos ante un desajuste del sistema económico-financiero que es preciso recomponer con el esfuerzo de todos.

Otros en nuestro entorno ya lo están haciendo, impulsados por la previsión y, quizá en algunos casos, por la necesidad o la debilidad. De las 45 cajas de ahorros que integran la CECA, sólo 18 permanecen ajenas a estos movimientos de concentración real o virtual. Entre ellas, las tres cajas vascas, que fuimos pioneras a la hora de establecer un diagnóstico favorable a la integración, y que si no despiertan corren el riesgo de quedarse en el furgón de cola.

La excelente labor de control y supervisión llevada a cabo en los últimos años por el Banco de España ha dado como resultado un sistema financiero más sólido y estable que el del resto de Europa. Sin embargo, y a raíz de la crisis económica, casi todas las cajas han entrado en el baile de las fusiones: desde Canarias a Galicia, pasando por Cataluña, Andalucía, Extremadura, las dos Castillas, La Rioja o Asturias. Los vascos parece que estamos a verlas venir.

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¿Por qué esperar si la realidad es tozuda? ¿A quién beneficia esta espera? ¿O es que para impulsar la integración hay que esperar a un fracaso? ¿No será mejor dar pasos cuando las cosas van bien? Todos los empresarios de Euskadi han apostado abiertamente por la integración de las cajas vascas; también los empleados y empleadas de las entidades y, estoy convencido, la gran mayoría de nuestros clientes.

El tiempo, desgraciadamente, ha venido a dar la razón al diagnóstico conjunto que hicimos en su día los presidentes. Y digo desgraciadamente, porque ha sido una de las crisis económicas más globales y feroces de la historia la que ha puesto en evidencia la excesiva fragmentación existente en nuestro sector y la necesidad de impulsar unos procesos, por otra parte inevitables, de concentración.

Sólo la integración puede evitar la pérdida progresiva de peso específico de las cajas vascas, mejorar su posición, asegurar su competitividad y su futuro empresarial y garantizar el dividendo que devuelven a la sociedad a través de sus Obras Sociales. Sólo desde el esfuerzo conjunto y trabajando en la misma dirección podremos prestar un apoyo efectivo al tejido económico en estos difíciles momentos de cambios profundos del sistema.

Es por eso que desde estas líneas quiero hacer un llamamiento a la responsabilidad y al compromiso de todos, sin buscar responsables, desde el borrón y cuenta nueva. Pero teniendo muy claro que es la política la que debe estar al servicio del desarrollo económico y social del país y no al revés. Teniendo muy claro que es urgente iniciar el diseño de un modelo de futuro de todos y para todos, que las sucesivas generaciones agradecerán.

Euskadi nunca se ha apartado de todas las grandes operaciones económicas, empresariales, de infraestructuras o de reconversiones industriales. ¿Vamos a ser los últimos en abordar la reconversión financiera? ¿Se merece la sociedad vasca una parálisis que podría hipotecar su futuro?

Hasta no hace mucho tiempo, en los mercados mayoristas no importaba que una caja fuera pequeña a la hora de colocar sus emisiones, una situación que no volverá a ser igual en el futuro. ¿Estamos dispuestas las cajas vascas a jugar en segunda división?

Desde mi humilde posición de presidente de Caja Vital Kutxa pido a los representantes políticos altura de miras para facilitar la reforma de la Ley que haga posible una integración de las cajas respetando los actuales equilibrios, pero también desde la generosidad de los más grandes. Les pido que pongan todos los medios a su alcance para que este proyecto pueda llevarse a cabo eliminando todos los elementos artificiales no empresariales que impidan una buena integración. Esta operación debería ser abordada, a mi juicio, como un elemento angular del debate socio-económico en el País Vasco.

Si bien es posible que la crisis haya podido empezar a tocar fondo, esto no significa que la economía y, sobre todo, el empleo, vayan a remontar pronto, No podemos bajar la guardia. No podemos tirar por tierra la confianza que hemos conseguido entre nuestros clientes en estos últimos meses duros y complicados. Nos equivocaremos si simplemente esperamos a que la crisis pase porque este ciclo económico podría durar más de lo esperado.

Las cajas vascas estamos obligadas a entendernos, porque somos las cajas de ahorros de Euskadi, líderes en nuestros respectivos territorios, las únicas que revertimos a la sociedad una parte importante de los beneficios y con un objetivo claramente marcado en nuestros estatutos: apoyar el desarrollo económico y social. Porque los vascos tenemos que seguir demostrando que, cuando queremos, sabemos hacer bien las cosas. No podemos quedarnos dormidos en los laureles como si no ocurriera nada a nuestro alrededor. Tenemos que avanzar y seguir construyendo, desde el acuerdo y desde el consenso.

Gregorio Rojo es presidente de Caja Vital Kutxa

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