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Lorbeer rompe la ley de la gravedad

Johan Lorbeer es un artista alemán especialista en performances urbanas. En los últimos 15 años se ha hecho famoso por su obra en la calle o still-life (vida inmóvil), para la que elige un área pública -como ayer hizo en la fachada del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga- y se coloca en una posición aparentemente imposible. En estas actuaciones, algunas leyes básicas de la naturaleza como, por ejemplo, la gravedad, parecen dejar de existir.

El género favorito de este artista alemán es la interpretación superlenta. A través de la fijación de su propio cuerpo en un lugar sumamente insólito, el artista se esfuerza en expresar su fluidez de un modo físico. Ajeno a la gravedad, Johan Lorbeer se convierte en una escultura humana, en una obra de arte viva, elevado sobre el público, reducido al estado de una escultura. Mientras tanto, interactúa con el público, cada vez más asombrado ante la negativa del artista a explicar cómo ha llegado ahí y qué estructura le soporta.

¿El truco? En la pared hay dos varas de metal de casi medio metro, con las que está anclado el brazo izquierdo de Lorbeer. Dicho brazo tiene una estructura de metal, y está conectado a un armazón metálico que en realidad actúa a modo de silla, repartiéndose así el peso del artista por el tronco y las piernas del armazón. La mano apoyada en la pared es de látex pintado, y fue hecha con un molde de la original. El brazo de verdad está oculto bajo el traje.

Tras sus comienzos en Nueva York, en 1983, este artista regresó a Berlín para empezar a desarrollar su labor profesional en el campo de las estatuas humanas urbanas. En la actualidad imparte clases en la Universidad de Bellas Artes de Berlín. Entre otros lugares del mundo, Lorbeer ha actuado en algunos de los principales museos y centros de arte contemporáneo de Berlín, Francfort, Pekín, Chicago, El Cairo, Beirut o Barcelona.

Lorbeer repetirá hoy su performance (12.00 y 18.30) en el CAC Málaga.

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