Drogas, chivatos y matones

Hafid el Arguioui cantó como un ruiseñor. Sucedió hace más de tres años y explicó a la policía con pelos y señales cómo dos colombianos pasaban droga en un piso en Girona. Eso no gustó nada a Alexander Orozco, uno de los afectados por el soplo. Con la ayuda de dos rumanos, secuestró a Hafid, le pegó y le amenazó para que no declarara en su contra. Además, aprovechó para sacarle a la familia 4.000 euros en metálico y 5.000 más en joyas, según las conclusiones del fiscal. Cuando Hafid se sentó ante el juez lo negó todo. Alexander había ganado la batalla. Pero perdió la guerra. Un mes después la policía le detuvo junto a ocho personas acusadas de montar una red de tráfico de drogas.

El episodio ocurrió entre mayo y diciembre de 2006 en Girona y se conoció como la Operación Dominó. Fue una de las actuaciones policiales más importantes en la provincia. El caso llega el 19 de enero a la Audiencia Provincial de Girona.

La peor parte se la lleva Alexander. El fiscal pide para él 31 años de cárcel: 18 por secuestrar a su delator, atentar contra su integridad moral, pegarle y evitar que declarara en su contra, y 13 años por tráfico de drogas. Los dos rumanos, George Mihailov y Cristian Ivanovici, se enfrentan también a 18 años de cárcel. El resto de los detenidos deberán responder de un delito de tráfico de drogas. La fiscalía solicita 13 años para cada integrante de la banda, a excepción de uno de ellos, al que rebaja la pena a nueve años.El hilo para desenredar la madeja se estiró el 27 de mayo de 2006. Los agentes detuvieron a Hafid por un delito de tráfico de drogas. Entonces dio el soplo. 'Los que venden mucha droga son dos colombianos que tienen un piso en el paseo de la Devesa y que tienen videocámaras en la entrada para poder observar quién entra en el portal', dijo Hafid a la policía. Medio mes después, la policía registró esa vivienda, donde residía Alexander. Encontraron 550 euros. Pero la declaración de Hafid a la policía -'entre otras cosas', dice el fiscal, sin especificar-, le valió al juez para declarar prisión provisional con fianza para el colombiano, que pagó y quedó libre. A mediados de septiembre, Alexander se citó con Hafid en un bar. Le acusó de haberle vendido a él y a su amigo Fernando Alberto Restrepo a la policía, le echó en cara que le había hecho perder mucho dinero y le pidió que no declarar en su contra en el juicio. Pero para asegurarse de que le hacía caso y 'para castigarle' por su traición fue más allá y urdió un plan en el que se 'sintiera profundamente atemorizado', asegura el fiscal.

Instrucciones

Alexander se valió de la ayuda de los rumanos George y Cristian, que supuestamente le secuestraron a media noche de ese mismo día. Varios hombres con pasamontañas se acercaron a él y con una pistola simulada le pegaron y le obligaron a subir a un coche. Se lo llevaron a una zona apartada de Girona, donde le golpearon y le dijeron que le matarían, que le violarían y que le iban a enterrar allí.

El fiscal sostiene que, guiados por las instrucciones de Alexander, le ataron, le cubrieron la cabeza con una capucha y pidieron dinero a su familia. El padre de Hafid reunió 4.000 euros en metálico y 5.000 en joyas, que les dejó junto a un bidón cerca de unos cines. Después los captores le soltaron y le amenazaron con matar a su mujer y a su hija si hablaba. Hafid les hizo caso y negó ante el juez lo que contó a la policía.

En los tres meses siguientes al secuestro, los Mossos entraron en ocho pisos de Girona. Formaban parte supuestamente de una red de venta de cocaína montada por Alexander, junto con ocho personas, todas colombianas a excepción de dos catalanes. Los Mossos les intervinieron 4,8 kilos de cocaína, hachís y pastillas. La operación supuso la detención de 20 personas y la desarticulación de dos bandas.