_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¡Qué bonita es Cuba!

Cuánto se aprende viajando. Por trabajo me ha tocado venir a Cuba, este país que, aunque casi todos los vascos lo conozcan, no tenía el gusto de haberlo pisado. En la puerta de embarque de Madrid-Barajas casi vomito, porque entre turistas, cubanos y gente que va a trabajar, descubres sin proponértelo a esas cuadrillas de tres o cuatro varones, que van a lo que van; es decir a sentir que son la mismísima seducción personificada, a golpe de... Intento ignorarlos y borrarlos de mi visión.

Nada más llegar a La Habana toca rodar, y claro, llegas con una empanadilla considerable por lo del cambio de hora, el sueño y el calor, porque te avisan de que viene un frente frío y no se me ocurre mejor idea que ponerme el forro polar (¡qué idiota!). Bendito frente frío.

Rodamos en un bar y la mesa de al lado está "el actor" cubano más famoso del momento. No lo reconozco. (¡qué ignorante!) El equipo es im-presionante.

Día dos: libre. Paseo por La Habana Vieja. Un actor amigo que también libra se empeña en mostrarme los lugares donde se concentran los "malotes". Nada, no hay manera. No hay malotes, la gente va a su bola, es graciosa, adoran a los niños y aunque te pierdas puedes preguntar a quien sea, no pasas miedo, y son amables hasta el aburrimiento. Y entre carros, bicis, motos con sidecar, coches que parece que se les va a desplomar la puerta, aparece un Bilbobus. Sí, sí, un Bilbobús... Nos montamos. No hay hueco ni para que entre el aire. El chofer va y suelta un "no se acomoooodeeeen". Y viajamos tan apretados que no hace falta ni que te sujetes a la barra.

Vamos a ver el ambiente del Festival de Cine. Hay colas infinitas para entrar a las salas. El taxista que nos lleva al hotel tiene siete títulos universitarios.

Día tres: se rueda en un paraje situado a una hora de La Habana, calor asfixiante. Compartimos la jornada con un grupo de figurantes cubanos que tienen que pasar las horas tumbados en el suelo o en unos cutres catres. Hay moscas, calor, más moscas... cansancio. Siete horas más tarde, un figurante hace un gesto de hartazgo. La señora mayor que está a su lado y aguanta estoicamente el rodaje le dice: "disciplina y educación, compañero. Que aquí estamos para servir y demostrar que tenemos educación". (Alucino). Cuba tiene muchas caras, la falta de libertad es una de ellas, pero prefiero por mucho aprender de todo lo bueno que hay por aquí. Y hay tanto...

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Día...: no sé ni en qué día vivo, buena señal: ya estoy en la isla.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_