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Luis Fernández deja RTVE sin admitir discrepancias con el Ejecutivo

Rosario G. Gómez

Con una férrea actitud institucional, Luis Fernández anunció ayer su dimisión al frente de RTVE sin admitir la más mínima discrepancia con el Gobierno: Ni el nuevo modelo financiero, ni la supresión de la publicidad en la televisión pública ni las severas obligaciones que a partir de ahora van a condicionar la programación han afectado en su decisión. Fernández se esforzó en dar una imagen de normalidad a su salida. Insistió en que su renuncia obedece a motivos "estrictamente personales" y que los cambios legislativos que ha sufrido RTVE desde que fue llamado al cargo (a finales de 2006) han sido aprobados por el Parlamento y son "irrefutables". "Estoy comprometido y obligado a cumplir, primero, la ley de 2006 y, ahora, la de 2009".

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Fernández compareció ante los medios poco después de presidir una reunión extraordinaria del consejo de RTVE en la que presentó su renuncia con fecha 23 de noviembre. Pese a la insistencia de las preguntas, tiró balones cuando fue interrogado por sus desavenencias con el Gobierno, y especialmente con la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, que ha pilotado la revolucionaria reforma en el seno la Corporación. Por eso reiteró que su salida se debe "a un cúmulo de circunstancias" que le llevan a pensar que ha cumplido una etapa y dijo que "RTVE es hoy mejor que hace tres años". "Es más independiente, plural y rigurosa".

Sobre su sustituto, el ex ministro de Defensa de UCD Alberto Oliart —con quien el jueves estuvo reunido "muchas horas"—, sostuvo que es "una gran elección" porque aporta "gestión, brillantez, serenidad y eficacia". Y destacó el consenso alcanzado entre Zapatero y Rajoy. El mismo que en 2006 les llevó a elegir a Fernández. El periodista, que regresa a Estados Unidos, aseguró que ni el PSOE ni el PP le han expresado que se sientan "decepcionados" por abandonar a mitad de mandato.

Especialmente duro hacia la elección del futuro presidente fue ayer el líder de IU, Gaspar Llamazares, que se refirió a Oliart como "un entrenador de segunda división", propuesto por el Gobierno para favorecer a las televisiones privadas y acabar con el liderazgo de TVE. De paso, acusó al Ejecutivo de haber segado la hierba bajo los pies de Fernández.

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