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Urkullu ofrece un trabajo "integral" contra el terrorismo

El País

El PNV pasó ayer a un segundo plano su reclamación de diálogo para terminar con el terrorismo, hasta calificar incluso de "estéril" el debate sobre su conveniencia, y su presidente, Iñigo Urkullu, ofreció en cambio acometer un trabajo "integral" y con discreción", con el objetivo de "articular un acuerdo que nos permita abordar unidos la lucha" contra los violentos. "Nuestro compromiso es seguir trabajando en el debilitamiento de ETA", y ello "tanto en el plano organizativo como en su deslegitimación social", concretó.

Su partido es "el primer interesado en la deslegitimación política del discurso de la violencia" y, en esa medida, Urkullu reiteró que es momento de revisar todos los acuerdos en materia antiterrorista desde 1988. El intercambio habido desde julio pasado entre el PNV y el PSE-EE, y también con el Ministerio de Interior, no sobrepasa de momento algunas fórmulas que buscan establecer un "protocolo" de actuación unitaria cuando se produzcan atentados con víctimas mortales o heridos. Cualquier avance mayor choca hasta ahora con la oposición del PNV a la Ley de Partidos, considerada por el PSOE y el PP pieza fundamental de la lucha contra los apoyos políticos de ETA. Como muestra, Urkullu mostró su "preocupación" por las detenciones de dirigentes de Batasuna.

Urkullu ofreció ayer en Madrid, donde permaneció desde el martes para asistir al debate en el Congreso sobre el blindaje de las normas forales, un discurso moderado y conciliador, aunque sin ahorrar quejas por el desplazamiento del PNV del Gobierno. En todo caso, fue tajante al descartar el recurso a un frente de fuerzas nacionalistas para oponerlo al acuerdo entre socialistas y populares que ha convertido en lehendakari a Patxi López. "Tras las experiencias pasadas, no somos muy partidarios de frentes", afirmó.

De nuevo el Estatuto

Urkullu puso en énfasis en que la apuesta del PNV sigue siendo el Estatuto de Gernika, tal y como se aprobó en 1979 "en la letra y el espíritu". Obvió cualquier cuestionamiento de su validez como referencia política central del autogobierno, alejándose así de las tesis sobre su superación de la última década, aunque sí denunció que la próxima semana se cumplen "30 años de incumplimiento". "Tan sólo reclamamos el cumplimiento de una ley orgánica", añadió.

Urkullu se prestó a valorar la crisis desatada en el seno del PP y el debilitamiento del liderazgo de su líder, Mariano Rajoy. "Es evidente que se está cuestionando su autoridad. Yo no habría esperado todo este tiempo. No sé cómo no han actuado, con un proceso judicial abierto", indicó.

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