Un paso más allá
Visto con perspectiva, el punk fue posiblemente el último momento en el que el rock soñó con cambiar el mundo. Para resumir una historia mil veces contada: a mediados de la década de los setenta, la música estaba dominada por el rock progresivo, pretencioso y adulto, y por la música disco, superficial y vacía. El punk fue un movimiento relativamente espontáneo que defendía el "hazlo tú mismo". Era la victoria de la idea sobre la técnica; de la pasión sobre las escalas; de la provocación frente al buen gusto. La vuelta de la pasión adolescente al rock dio un resultado apabullante. En aquel cocido cabía todo: auténticos burros, concienciadas comunas anarquistas, cachondos mentales, adolescentes amargados... y también intelectuales con ínfulas de filósofos situacionistas. Entre ellos estaban Wire, grupo inglés liderado por Colin Newman y uno de los pocos que aún sigue en la carretera con dignidad. De hecho, se cuenta que su directo sincopado, brutal y agresivo como una descarga de cañonería incluso ha mejorado con los años. El jueves, esta banda que ha influenciado a grupos tan dispares como R.E.M., Franz Ferdinand o Fugazzi, presentarán en la sala Ramdall (Ferraz, 38) su último disco Object 47.