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Traslado forzoso a San Blas

Educación cierra un colegio de Chamartín dos semanas después de haber empezado el curso escolar y obliga a los alumnos a acudir a otro centro

En el colegio público Pintor Rosales, en Chamartín, llevaban años entre rumores. "Que si lo van a tirar", "que si van a remodelarlo", "que si cambian a los alumnos a otro centro...". "Como en el cuento de Pedro y el lobo", explica María Ángeles Fernández, presidenta de la Asociación de padres y madres de alumnos (AMPA). Así que cuando el pasado 16 de septiembre les informaron del derribo del colegio, muchos padres ni se lo creían. Pero, por fin, era verdad, y hoy es día de traslado en el colegio. A partir de ahora, sus 200 escolares tendrán que ir hasta San Blas para sus clases. Cerca de seis kilómetros de traslado diario en autobús.

El colegio va a ser derribado para ser construido de nuevo, por problemas en la cimentación. "Es la vía más económica", explican en la consejería de Educación. "Era algo ya conocido por los padres", asegura un portavoz de la consejería, "cuando se hicieron las matriculaciones ya lo sabían". Algo que desmiente la presidenta del AMPA: "Hasta unos días después de cerrarse el plazo no se sabía con seguridad que habría que trasladar a los alumnos". En ese momento les informaron de que sería al final del primer trimestre cuando se cambiara a los niños de colegio. Pero, hace 15 días, la fecha del traslado se adelantó por sorpresa al 1 de octubre. Ayer fue el último día de clases en el viejo Pintor Rosales.

"No pueden tratar a los niños como si fueran mercancía", se queja una madre

Un traslado con el que algunos padres, sobre todo los de los alumnos más pequeños, no están contentos. Es el caso de María Garanzarain, madre de dos niños, de tres y ocho años. Se ha negado a que la pequeña vaya al Colegio Conde Santa Marta de Babio, el centro de San Blas. "Es muy pequeña para la ruta con el autobús y para estar tantas horas fuera de casa", se queja Garanzarain. Lo que más le ha molestado, asegura, "es la falta de información". En mayo matriculó a sus dos hijos en el Pintor Rosales porque no le "dijeron nada de traslados, no había nada claro". Pero "a los pocos días de acabarse el plazo lo tenían ya todo decidido". Así que en julio tuvo que hacer un escrito para que su hija pudiera ir a otro centro del barrio. "No pueden tratar a los niños como si fuesen mercancías". Al final, su hija no ha comenzado el curso en ningún colegio, aunque el viernes se incorpora a un centro cercano a su domicilio. "Prefería tenerla en casa que todo el día fuera y en el bus".

Desde Educación aseguran que en el colegio no existía riesgo para los alumnos. "Ni antes ni ahora". Simplemente "se ha podido adelantar la obra y por eso se van ahora a San Blas". Pero los padres todavía andan preocupados, sobre todo por las actividades extraescolares que ofrecía el Pintor Rosales y que aún no saben si podrán realizar en el nuevo centro. Tampoco tienen claro que el año que viene puedan acudir de nuevo a su colegio. "Ojalá en septiembre del 2010 empecemos en el renovado Pintor Rosales", dice María Ángeles Fernández, "pero aquí nunca se sabe". La presidenta del AMPA lleva diez años con hijos en el colegio "y siempre oyendo rumores de obras o de derribos", bromea.

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