_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Obama echa el resto

El presidente apela al Congreso y al país para evitar el marasmo de su reforma sanitaria

Barack Obama ha decidido llevar a los estadounidenses su más ambicioso proyecto legislativo, el de la reforma sanitaria. Cansado de meses de batallas parlamentarias y alertado por el descenso en su popularidad que reflejan los sondeos, el presidente de EE UU ha expuesto ante las dos Cámaras del Congreso las líneas fundamentales de un plan que todavía está poco claro para la mayoría de sus compatriotas. Quizá sea la última oportunidad para rescatar del precipicio la iniciativa doméstica más relevante de su presidencia.

La reforma sanitaria de EE UU, donde decenas de millones de personas carecen de cualquier cobertura, colea desde hace 65 años. Ningún otro tema de semejante calado ha brotado políticamente tantas veces para morir otras tantas, reflejo de los gigantescos intereses privados que concita. El Obama apasionado, que defendió el miércoles su proyecto, intentaba no sólo convencer a los parlamentarios estadounidenses (a la oposición republicana se suman disensiones en las filas demócratas), sino trasladar a los ciudadanos que su autoridad permanece intacta y que cabe esperar del inquilino de la Casa Blanca la misma firmeza en la defensa del plan que la que transmitió como candidato electoral.

Obama ha denunciado las mentiras y la confusión con que la derecha republicana intenta liquidar el proyecto. Y reclama la superioridad moral de su discurso, invocando al fallecido senador Ted Kennedy, al señalar que están en juego principios fundamentales de justicia social y el propio carácter de Estados Unidos. El presidente ha precisado por primera vez el alcance económico de la reforma, 900.000 millones de dólares en 10 años, destinados básicamente a ampliar la cobertura del programa Medicaid para los pobres y subsidiar a los americanos de ingresos modestos para que suscriban pólizas de asistencia sanitaria. Ese dinero, asegura, no provendrá de nuevos impuestos, sino de la racionalización del sistema actual. Y promete que el cambio no aumentará el descomunal déficit de EE UU.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Clinton protagonizó hace 16 años una intervención similar que durmió el sueño de los justos. Obama va a necesitar más que oratoria para que el Congreso apruebe este año una ley aceptable. Entre otros, tiene el reto de poner firmes a sus propios parlamentarios si quiere mantener su credibilidad y liquidar de una vez por todas la inaudita asignatura pendiente de la primera potencia del mundo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_